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Marcos afirma que abandonó el poder para evitar "una carnicería de inocentes"

Francisco G. Basterra

Ferdinand Marcos afirmó ayer, desde su exilio de Hawai, que pudo haber usado la fuerza militar para mantenerse en el poder en Filipinas, pero quiso evitar "una carnicería de civiles inocentes". En su primera declaración desde que huyó de Manila el pasado martes, el ex dictador filipino dijo, en Honolulú, en la madrugada del sábado, que está buscando una casa para quedarse en este Estado norteamericano del Pacífico. Marcos se negó a contestar a las preguntas de los periodistas, atendiendo a los deseos de Washington, que quiere evitar cualquier problema con el nuevo régimen de Corazón Aquino.

Mientras Marcos aparecía ante la Prensa junto con su esposa, Imelda, con aspecto descansado, pero frágil, la Administración Reagan sugirió ayer que podría devolver al nuevo Gobierno filipino parte del dinero y las riquezas que los Marcos y su grupo sacaron del país en su apresurada huida. El Gobierno de Washington ha intervenido una cantidad cifrada en "muchos millones de dólares" en dinero, joyas, títulos y obras de arte que el ex presidente y su séquito de 90 personas trajeron con ellos para aliviar su exilio. Documentos comprometedores para Marcos y sus amigos, relativos a los negocios del ex presidente, han sido descubiertos también por las autoridades norteamericanas en la carga del avión que transportó sus posesiones hasta Hawai. Fugrites gubernamentales dijeron que los documentos pueden demostrar que la ayuda militar norteamericana a Filipinas iba a parar a corporaciones inventadas, que servían para enriquecer al entorno del presidente y su familia. Reagan ofreció a Marcos y a su séquito un refugio seguro en este país para que vivieran aquí "con dignidad" y transporte para que trajeran sus artículos perso nales y su equipaje. En un principio, el presidente dijo que sólo se aplicaría la legislación norteame ricana a los bienes traídos por los Marcos o a los que ya tienen aquí que se calcula que pueden ascender a una cantidad superior a 3.000 millones de dólares (unos 450.000 millones de pesetas). Pero ahora la Administración está dispuesta a que entren en juego también las leyes filipinas y el Derecho Internacional, lo que puede provocar una larga y com pleja batalla legal sobre los bie nes del ex presidente.[El portavoz del nuevo Gobierno filipino, René Sanguisag afirmó ayer que cuatro importantes líderes opositores comu nistas cuya liberación había sido anunciada junto a la de otros 400 presos políticos permanecerán, "por el momento", en la cárcel. Por otra parte, ayer fue convocada una reunión de altos militares de la zona de Mindanao para hacer frente al reagrupamiento de fuerzas militares fieles a Ferdinand Marcos en el sur del país.]

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