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El PCUS aplica a su programa las lecciones de la crisis polaca

Pilar Bonet

El Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) parece haber tenido en cuenta la crisis polaca de principios de los años ochenta para sacar conclusiones y aplicarlas en su programa par a el futuro, según se deduce de unas declaraciones realizadas ayer por el líder polaco, Wojciech Jaruzelski.

En una multitudinaria conferencia de prensa celebrada ayer en Moscú, Jaruzelski, que asiste al 27º Congreso del PCUS, dijo que el discurso pronunciado por Mijail Gorbachov tenía algunos aspectos "interesantes" y "positivos", como el estilo de trabajo del partido comunista, el desarrollo y ampliación de la democracia interna en esta organización y la aceleración del progreso económico-social con la incorporación del progreso técnico-científico. Jaruzelski respondía así a una pregunta sobre qué había aprendido el PCUS de Polonia.

Jaruzelski se refirió a la URSS como un interlocutor "estable y sólido" en el terreno económico, y manifestó que, sin embargo, nadie tiene capacidad ni obligación "de resolver los problemas" polacos. Refiriéndose a la deuda exterior de Polonia, reiteró la voluntad de pagar, pero abogó por la creación de condiciones apropiadas para ello. El dirigente manifestó que la población católica, mayoritaria en el país, constituye una parte fundamental del sistema de poder. Jaruzelski reconoció que las relaciones con la jerarquía eclesiástica se caracterizaban por una situación más difícil.

El líder polaco fue el primer dirigente de un país socialista que se entrevistó con la Prensa en el marco del 27º Congreso del PCUS. A Fidel Castro le correspondió ser el primer líder extranjero que tomó la palabra ante el congreso para elogiar, en un discurso de 14 minutos de duración, las "ideas frescas" y los "aires de renovación" de la actual dirección soviética.Mientras tanto, en medios diplomáticos occidentales y en círculos oficiosos soviéticos se comentaba el largo discurso pronunciado el día anterior por Mijail Gorbachov. En los primeros foros existía cierta decepción por la falta de más datos concretos sobre la reforma que pretende Gorbachov. En estos medios se puntualizaba que una reforma no equivale a una "liberalización".

[Por otra parte, la Casa Blanca rechazó ayer la interpretación contenida en el discurso que Gorbachov pronunció el martes, en el sentido de que únicamente celebrará una próxima cumbre con el presidente de EE UU, Ronald Reagan, si se consiguen progresos en el campo del control de armamentos, informa Reuter. "Ese tipo de condición es simplemente inválido", dijo ayer en Washington el portavoz de la Casa Blanca, Larry Speakes. "Podemos celebrar una reunión fructífera, aunque no haya progresos en Ginebra", añadió. Víctor Karpov, jefe de la delegación soviética en las conversaciones de Ginebra, manifestó ayer, por su parte, que las propuestas sobre misiles nucleares de alcance medio que Regan comunicó el pasado domingo a Gorbachov no favorecen la consecución de un acuerdo.]

En el Palacio de Congresos se encontraban ayer la delegación socialista española, presidida por Salvador Fernández Morera, así como las dos delegaciones comunistas, encabezadas por Simón Sánchez Montero e Ignacio Gallego, respectivamente. Ambos dirigentes intervendrán, como los líderes de otras delegaciones comunistas, en foros públicos. Simón Sánchez Montero lo hace en una empresa moscovita, según manifestaron fuentes de su partido. Por su parte, Ignacio Gallego hablará hoy en la villa de Smolni, en Leningrado.

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No sólo los dirigentes nuevos y enérgicos que encarnan el nuevo ideal dirigente en la URSS están en el congreso. Entre los delegados que representan a Leningrado se encuentra Grigori Romanov, el miembro del Politburó y secretario del Comité Central considerado como uno de los principales enemigos políticos de Gorbachov hasta su destitución en 1985.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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