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El arma arrojadiza del nacionalismo

Joaquín Estefanía

El discurso del presidente Miguel de la Madrid ha satisfecho, en general, por su contenido y por sus formas. El fuerte sabor nacionalista de sus palabras ha servido para que desde la derecha y desde la izquierda se extienda un clamor casi unánime.Claudio González, presidente del Consejo Coordinador Empresarial (una especie de CEOE mexicana), resaltó que el anuncio de que México pagará al exterior de acuerdo con su capacidad de exportación no significa que el país haya decidido retomar la vía peruana para saldar su deuda externa. González indicó la importancia de la negociación con las agencias internacionales financieras y el descarte de soluciones unilaterales.

El dirigente patronal había protagonizado días anteriores una fuerte polémica cuando declaró que "millones de ahorradores mexicanos conservan su dinero en inversiones en el extranjero o en dólares en cajas y colchones de sus casas y oficinas. No son ellos los culpables de su actitud, sino las políticas equivocadas que dieron lugar a ese clima de desconfianza. Esas mismas personas eran las que ahorraban e invertían en México hace apenas 15 años, sin siquiera pensar en ahorrar en moneda extranjera o mucho menos invertir en el extranjero. Lo que han hecho ha sido defender sus ahorros, que sienten amenazados por la inflación, la devaluación, la incautación y otros muchos peligros reales o imaginarios".

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Una anécdota ilustra el grado de perplejidad e incluso de miedo de la clase media mexicana ante la situación económica. Horas antes de la intervención de De la Madrid ante la televisión, corrió el increíble rumor de que los bancos norteamericanos, para cobrar su deuda externa, intervendrían en Estados Unidos las cuentas de los ciudadadanos mexicanos y las incautarían.

En la izquierda política, entre los sindicatos, se expresaron dos dudas: la de que las medidas internas de ajuste supongan de hecho un empobrecimiento de las condiciones de vida de la población, pese a las palabras y a las buenas intenciones, y la de que todo lo anunciado sea insuficiente y en pocas semanas se plantee una nueva situación de emergencia, máxime si vuelve a bajar el precio del petróleo.

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