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Majó suaviza el plan de saneamiento eléctrico y modifica el plazo de amortización de las centrales nucleares excluidas del PEN

El ministro de Industria y Energía, Joan Majó, ha suavizado alguno de los aspectos más polémicos del denominado plan de concertación a cuatro años para el sector eléctrico y ha retirado, parcialmente, su anterior propuesta para proceder a la amortización en siete años, con cargo a reservas, de las centrales nucleares no contenidas en el vigente Plan Energético Nacional (PEN-83). Las modificaciones han sido incluidas en el desarrollo del programa que él mismo avanzó a los presidentes de las eléctricas en la reunión que mantuvo con ellos el jueves pasado.El desarrollo del plan consta ahora tan sólo de tres folios e incluye 11 puntos. Del mismo ha desaparecido, de su redacción anterior, el punto número 5 del anterior plan, relativo al saneamiento contable, y que textualmente decía: "Se eliminarán con cargo a reservas los ajustes, salvedades y excepciones destacados por las auditorías en los exámenes del ejercicio de 1984. Asimismo, se amortizarán en un plazo de siete años, con cargo a reservas, los activos correspondientes a las centrales nucleares excluidas del PEN (con excepción de Valdecaballeros I)". La cursiva se ha añadido.

La modificación de este punto, en su alcance más extremo, se ha producido después que el ministro Majó se reuniera, a principios de esta semana, con Manuel Gómez de Pablos, presidente de Iberduero, la empresa más afectada por la propuesta. Al parecer, nunca fue intención del ministerio llegar a sus últimas consecuencias en este aspecto, calificado por algunas fuentes como un business game (un juego empresarial) del equipo energético ministerial.

La desautorización de los aspectos más polémicos de este plan se ha producido una vez que, hechos los números, se revelara la práctica imposibilidad de que la empresa Iberduero pudiera amortizar en siete años una inversión como la producida en los dos grupos nucleares de Lemóniz, que se eleva, según los datos de la auditoría realizada por Arthur Andersen, a unos 364.000 millones de pesetas, incluyendo intereses intercalarios.

El plan modificado habla ahora, tan sólo, del saneamiento paulatino de las inversiones nucleares, dando a entender que el calendario de amortizaciones (esta palabra ya no figura en el texto) será más flexible. Lo mismo ha sucedido con otros aspectos del plan que hubieran forzado a determinadas empresas a un juego demasiado arriesgado de disminuciones y ampliaciones de capital. El nuevo plan fue analizado ayer, por vez primera, por los presidentes de las empresas eléctricas, que se reunieron en la sede de Unidad Eléctrica (Unesa).

Diferencias en Industria

En algunos medios oficiosos se pusieron ayer de manifiesto las diferencias dentro del propio Ministerio de Industria que ha provocado el plan de saneamiento del sector eléctrico. La existencia de lo que se conoce como el comando autónomo para temas energéticos del ministerio y sus divergencias con los responsables políticos es la causa aparente de este cambio. La repercusiones negativas del plan en las bolsas es otro factor importante del cambio de la postura ministerial.Ayer, la agencia Efe distribuyó unas presuntas declaraciones del ministro Majó en las que se ponía en su boca que "el plan de saneamiento de las eléctricas no contempla la amortización en siete años de las centrales nucleares excluidas del PEN". Las palabras de Majó,al parecer, fueron sacadas del contexto en que se produjeron, según algunas interpretaciones, ya que lo que se pretendía decir era que el plan inicial había sido una "idea, en cualquier caso no definitiva".

El sector eléctrico respiró ayer aliviado al conocer el contenido de la nueva propuesta. "Es mucho más suave y vago que lo que se conocía con anterioridad. Ha sido como echarle agua al café", dijeron algunas fuentes. Ahora, añadieron, "se ha abierto la vía a un posible y necesario entendimiento entre todas las partes".

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