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Vicent Ros

Director del Conservatorio de Valencia, critica el vacío musical en la escuela

Su cabellera completamente blanca puede despistar acerca de su año de nacimiento, que fue 1945 (tiene 41 años), en la valenciana localidad de Sueca. Ha dedicado sus esfuerzos a tocar el órgano y enseñar a hacerlo, especialidad poco frecuente en España. Dirige en la actualidad el Conservatorio de Valencia, y considera que no está bien organizado el aprendizaje musical en la escuela.

Con todo, Vicent Ros se muestra optimista con respecto al futuro. Cree que la presencia de alumnado por especialidades en los conservatorios se va ordenando poco a poco en relación con la demanda -ya no se registran esos caudales masivos de alumnos de guitarra que no acababan nunca la carrera- y, según afirma, "en 10 años la situación se normalizará"."En la actualidad estamos llenando el vacío dejado por el hecho de que la afición musical no se cultive como debiera en la escuela", dice Vicent Ros. "El problema es que se confunde lo amateur con lo profesional. Si los conservatorios españoles fueran estrictamente profesionales como ocurre en otros países extranjeros, tendríamos más profesores y menos alumnos. En las escuelas se debería dar una formación de conocimientos musicales completa para aficionados que hoy por hoy, desgraciadamente, no se da".

Es, sobre todo, esta circunstancia la que provoca el bajísimo porcentaje de alumnos que acaban la carrera. "Lo normal", señala Ros, "es que acabe menos del 1% de los que se matriculan en primer curso. De los 200 oficiales que hay en primero de violín pueden acabar aproximadamente tres. Y lo triste es que estamos agobiados de alumnos para que al final salgan esos tres violinistas al año".

Vicent Ros estima que aún es pronto para poder romper el círculo vicioso que tradicionalmente ha presentado la estructura musical española: no había violinistas, el elemento básico de los conjuntos, porque no había orquestas donde emplearse, y viceversa. "Ahora se importa la mano de obra básica. Importamos violinistas porque no los tenemos, pero espero que en 10 años la situación llegará a normalizarse". Otras parcelas de la enseñanza musical, como la guitarra, se van poco a poco encauzando con vistas a las posibles necesidades reales para el futuro. "Se ha puesto", asegura, "a un nivel más racional. Ahora, en primero hay 200, cuando hace tres o cuatro eran más de 700".

Por otra parte, Vicent Ros está muy orgulloso, en parte en función de su permanente afición por la musicología, que no siempre ha podido atender, de que el Conservatorio de Valencia se haya destacado en una actividad poco frecuente en este tipo de centros: las publicaciones. En la actualidad lleva editados cinco discos de compositores valencianos de diferentes épocas y ya ha visto la luz el primer volumen de partituras bajo el título genérico de Magistri Conservatorii Valentini, con obras para piano de López Cahavarri, Palau, Asencio, Gomar, María Teresa Oller, Blanes, Báguena Soler, Montesinos, Blanquer y Llácer.

Posibilidades polifónicas

Vicent Ros no sabe muy bien cómo, siendo natural de un pueblo como Sueca, en el que no hay ningún órgano, mostró siempre una gran afición por ese instrumento, que es el que ahora cultiva. Piensa que una explicación es que cuando pasó una pequeña etapa de su vida en Valencia se sintiese deslumbrado por las posibilidades polifónicas de los órganos de las iglesias.Tras cursar estudios de piano, trabajó el órgano en Barcelona con Montserrat Torrent, y amplió sus conocimientos en Francia con Chapuis y Saorgin. Es el primer profesor de órgano que ha habido en el Conservatorio de Valencia.

Allí continúa con las clases de ese intrumento polifónico iniciadas en 1974.

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