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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

OTAN y pacifismo

El pasado día 10, en el segundo canal de TVE y dentro del programa La noche del cine español, se dieron una serie de intervenciones personales - entre ellas, la mía- durante la primera parte del programa, sobre las relaciones hispanonorteamericanas.De mi intervención se destacaron dos declaraciones: primero, que los acuerdos defensivos España-EEUU habían puesto fin a la tradicional política de neutralidad española; y segundo, que las Bases americanas no podían menos de constituir un objetivo para los misiles del Este.

Yo negocié la renovación de esos acuerdos defensivos del año 63, bajo la presidencia de Kennedy, elevándolos del nivel en que se firmaran el año 53, a una "quasi" alianza. Entonces, en el curso de esas negociaciones y en mis relaciones con la Secretaría de Estado y con el Pentágono, comprobé lo que era obvio: que esos acuerdos con Estados Unidos formaban parte del sistema defensivo occidental, es decir de lo que se llama la OTAN, en la cual quedábamos integrados desde ese momento, no de yure pero sí de facto, con todas las consecuencias negativas -como la de ser blanco de la guerra de los misiles- y ninguna contrapartida positiva. La salida ahora de la OTAN y la no incorporación plena en la misma, retrotraería la posición española a esa situación tan peyorativa.

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Me sorprendió mucho

En cuanto a la posición "neutralista" requeriría la salida de la OTAN y la total eliminación -total, no sólo parcial- de las Bases americanas; pero la neutralidad no requiere solamente la declaración unilateral de neutralidad, sino la aceptación de la misma por las demás naciones potencialmente beligerantes.

Bélgica era neutral tanto en la guerra del 14 como en la del 39, pero como estaba entre Francia y Alemania, en ambos casos fue invadida. En una guerra entre los dos bloques, la Península Ibérica, Baleares, el Estrecho de Gibraltar y Canarias, ocuparían la misma posición estratégica que ocupaba Bélgica en las dos grandes guerras. La posición neutralista es, por consiguiente, quimérica, que es lo que no puede ser el verdadero pacifismo.-

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