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Entrevista con Helmut Schmidt

Pregunta. ¿Existe la posibilidad de que alguna de las cuestiones controvertidas entre Estados Unidos y la URSS, tales como control de armamentos, derechos humanos o conflictos regionales, sea resuelta en el curso de este año?Respuesta. La respuesta es un rotundo no. Un año es muy poco para alcanzar un acuerdo.

P. Entonces, ¿no espera usted que pueda firmarse ningún acuerdo sobre control de armamentos durante la segunda cumbre entre Reagan y Gorbachov?

R. La segunda cumbre tendrá lugar demasiado pronto. Tenemos aproximadamente dos años de tiempo -concretamente 1986 y 1987- para negociar un nuevo acuerdo, incluso un acuerdo limitado y parcial; 1988 será un año adecuado porque será un año electoral en Estados Unidos. Esto significa que cualquier acuerdo con posibilidades de ratificación debe estar concluido hacia mediados de 1987 para poder llegar a ser ratificado en la segunda mitad del año. Por eso calculo que se precisan dos años.

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P. ¿Qué hay respecto a la Iniciativa de Defensa Estretégica (IDE)? ¿Puede llegarse a un acuerdo sobre control de armamentos si Estados Unidos insiste en continuar desarrollando la IDE y la Unión Soviética en seguir oponiéndose a ella?

R. ( ... ) La IDE, más o menos, es una percepción o una idea en las mentes del presidente norteamericano y sus consejeros. Y es una percepción en las mentes de los obervadores soviéticos y en la de los observadores soviéticos y en la de los oponentes y adversarios de la IDE. La ferretería que ya existe y que ha estado desarrollándose durante los últimos 20 años -tanto del lado soviético como del americano- cae dentro de la categoría de los sistemas antibalísticos. Y hay un tratado al respecto desde 1972, un tratao que fue negociado entre Richard Nixon y Leónidas Breznev. En mi opinión, es un buen tratado. Ahora, durante el así llamado período IDE, debe darse uan reafirmación desde ambos lados de que el tratado antimisiles balísticos (ABM) se mantendrá en el futuro. Además de ello, deberían interpretar conjuntamente las limitaciones de ese tratado. De ese modo no habría altercados acerca de lo que supone o no supone una violación del mismo. Entonces me sentiría totalmente satisfecho.

P. ¿Qué efectos podría tener el cortejo de Europa por parte de Gorbachov sobre las relaciones entre Estados Unidos y los demás miembros de la Alianza Atlántica?

R. La Unión Soviética no ha tenido éxito en su intento de introducir cuñas dentro de la Alianza Atlántica. Pero los americanos, por su parte, no han sido lo bastante cautelosos en su propio comportamiento para evitar alienarse a los Gobiernos europeos. De vez en cuando y de forma más bien unilateral acostumbran a emitir declaraciones o tomar decisiones políticas y estratégicas que no han sido analizadas conjuntamente y decididas de antemano con los aliados occidentales. En los últimos 10 años, la Alinaza ha ido perdiendo en un grado creciente una grandiosa oportunidad de crear una estrategia común.

P. ¿También en la cuestión de la IDE?

R. También. Los franceses la ven con ojos totalmente diferentes a los de americanos y británicos. Pero no ha habido ningún intento en profundidad de unificar posiciones. Y la desunión en este asunto nunca ha sido discutida ni decidida entre los aliados. Así, en la medida en que uno rehúye la discusión y la toma de decisiones conjuntas, no debe sorprenderse luego si no cosigue muchos éxitos. Hablar del peligro de la Unión Soviética en su intento de dividir la Alianza es necesario. Pero la advertencia debe ser extendida en primer lugar a los socios de la Alianza Atlántica, con independencia de dónde se tomen las decisiones, si en Washington o en París, o en Bonn, o dondequiera que sea.

, 10 de febrero

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