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EL DEBATE SOBRE LA ALIANZA ATLÁNTICA

Felipe González augura consecuencias traumáticas si España abandona la OTAN

El presidente del Gobierno, Felipe González, auguró ayer consecuencias traumáticas de toda índole y graves riesgos para España si abandona la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). El jefe del Ejecutivo relacionó con profusión el ingreso final de España en la Comunidad Europea con el hecho de pertenecer entonces a la Alianza Atlántica, en lo que fue la primera parte del debate sobre paz y seguridad celebrado en el Congreso. González descartó cualquier otra opción de política exterior que no consista en permanecer en la OTAN, con referencia explícita a la posibilidad de mantener tan sólo relaciones bilaterales con Estados Unidos, lo que, a su juicio, no desea ningún partido político.

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Felipe González, en una intervención de 70 minutos, auxiliado por un guión que fue desarrollando, consumió al menos 30 minutos en rememorar lo que ha sido la política exterior española de los últimos decenios, caracterizada, dijo, por el aislamiento internacional. Su intervención no fue interrumpida en ningún momento por las ovaciones, habituales en otras ocasiones, procedentes de los bancos socialistas. Los aplausos sólo se hicieron oír al final de su explicación. Sí hubo risas y murmullos en los bancos del Grupo Popular cuando González hacía una decidida defensa de la permanencia en la OTAN, aunque su tono en general fue sobrio."No tiene sostén lógico el pensar que nuestras relaciones con la CE serían más fáciles si no permaneciéramos en la OTAN, y con ello mantuviéramos una actitud insolidaria en materia de defensa con esos países que sí pertenecen", dijo González. "No puedo prever los riesgos que habría, pero sin duda romperíamos el clima de confianza que esos países tienen con nosotros", continuó el presidente, con referencia explícita a la alteración que sufriría este país en materia de transferencias tecnológicas de las que ahora se beneficia.

"El Gobierno ofrece el camino más realista, más conveniente para España, porque las consecuencias de la salida serían traumáticas y no previsibles", aseguró. "Esta oferta realizada por el Gobierno, que es mayoritariamente aceptada, tendrá que ser sometida ahora al pueblo para que obtenga el apoyo definitivo", fueron las últimas consideraciones de González, acogidas con aplausos socialistas y risas del Grupo Popular.

El jefe del Gobierno se preguntó a sí mismo cuál sería su actitud respecto a la OTAN si España no perteneciera actualmente a esa organización ni tampoco a la Comunidad Europea. "Mi respuesta sería semejante a la que mantuve en 1982", dijo González. Esto es, contraria a la organización atlántica. "Diría que sí he cambiado porque creo que ha habido razones para ese cambio", afirmó González, esta vez entre altos murmullos de los diputados populares, que le hicieron afirmar: "Tengo la ventaja de haber cambiado; otros no han cambiado nunca".

La experiencia de estos años en el club atlántico le han hecho a González concluir, según indicó, que nada hay de negativo en haber firmado el tratado de adhesión.

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El presidente del Gobierno se remontó a 1982, cuando el Gobierno de Leopoldo Calvo Sotelo integró a España a la OTAN, para lamentar que en esa ocasión se rompiera el consenso parlamentario en política exterior. González afirmó después que el Gobierno socialista se encontró en 1982 aliado con 15 países que "suponen para España el 75% del comercio exterior". Ésta fue una de las numerosas citas que relacionaban la permanencia en la OTAN con beneficios para la economía española. En esa situación, para González sólo cabían dos opciones, según su relato: "Desvincular a España de los países europeos y del bloque occidental" o permanecer tal cual. González consideró de todo punto imposible para España un status de neutralidad. "¿Hay alguien que arriesgue el vínculo con los países de la CEE que pertenecen a la OTAN con los riesgos que supondría incluso en materia de seguridad?", preguntó González. Luego, afirmó: "Ni siquiera a los países del Pacto de Varsovia les interesa la neutralidad para España".

Entre las opciones para España, González rechazó las meras relaciones bilaterales con EE UU, en presencia, en la tribuna de invitados del Congreso, del embajador de ese país en España, Thomas Enders. "Si los ciudadanos votan que no a la OTAN y se rompe el vínculo, sólo queda la relación con Estados Unidos, pero eso no lo quiere nadie", afirmó el presidente.

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