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La 'ropa sucia' de Marcos se ventila en EE UU

Francisco G. Basterra

La suerte de las elecciones presidenciales en Filipinas, a menos de dos semanas de que se abran los colegios electorales, parece, paradójicamente, estar decidiéndose a 10.000 kilómetros de distancia, en Estados Unidos. En las cadenas de televisión norteamericanas, en las columnas de Prensa y en las audiencias del Congreso está siendo aireada minuciosamente toda la ropa sucia de Ferdinand Marcos, el mejor aliado estratégico de Estados Unidos en Asia.

La impresión mayoritaria que está recibiendo el público norteamericano es que el presidente Marcos es un líder corrupto, mentiroso y enfermo, que sólo mediante un fraude podrá mantenerse en el poder. La Administración mantiene oficialmente una política de neutralidad en la batalla electoral y trata de evitar cualquier apariencia de estar interfiriendo el proceso, al tiempo que no oculta su cansancio de Marcos y su deseo de cambio. La Administración de Reagan, que todavía en 1981 brindaba con el jefe del Estado filipino, con motivo de una visita del vicepresidente, George Bush, agradeciéndole su "defensa de los valores democráticos", aparece desconcertada y teme también que las elecciones, sea cual sea su resultado, sólo sirvan para empeorar la situación y dañar los intereses norteamericanos. Washington se juega en estos comicios su dos más importantes bases militares fuera del país, la naval de Subic Bay y la aérea de Clark, "irreemplazables", según el Pentágono. La eventual desestabilización de Filipinas y su conversión en el Irán de Ronald Reagan supondrían para EE UU una catástrofe geoestratégica de incalculables consecuencias , para la que su diplomacia no tiene un antídoto, según los observadores.El Congreso está investigando las presuntas inversiones inmobiliarias de los Marcos en este país -sólo en Nueva York se habla de 250 millones de dólares (casi 39.000 millones de pesetas), pero la cifra total podría llegar a 600 millones (unos 93.000 millones de pesetas)-, tratando de demostrar, hasta ahora sin éxito, que el presidente filipino está embolsándose directamente la ayuda exterior norteamericana, que luego fuga al exterior. Pero el golpe más fuerte para la imagen de Marcos ha sido la publicación por The New York Times de los documentos oficiales del Pentágono que demuestran que su caracterización como héroe de guerra y resistente contra los invasores japoneses es falsa y que toda su brillante historia militar es un fraude cultivado durante 40 años. La CIA filtra la noticia de que Marcos sufre una enfermedad degenerativa celular, llamada lupus eritematoso sistemático, que ataca especialmente a los riñones y que "le deja prácticamente incapacitado para gobernar". Al mismo tiempo, la televisión se recrea en mostrar al presidente filipino renqueante y llevado en volandas por sus guardaespaldas, incapaz de andar, balbuciente y con unas extrañas hemorragias en su mano izquierda.

Temores de fraude

Para algunos observadores, es sospechoso que la Prensa descubra tan tarde y tan cerca de las elecciones estas historias, y legisladores como el congresista de Nueva York Gerald Solomon, afirman que se trata tan sólo de una "desgraciada caza de brujas" contra Marcos, destinada a influir en el resultado electoral. Sea lo que sea, la preocupación por un fraude electoral ha decidido a Reagan a enviar una delegación oficial, de la que formarán parte parlamentarios, para observar que el proceso sea "libre y justo". El Gobierno norteamericano, según declaraciones efectuadas ante el Congreso, tiene pruebas de que se han impreso papeletas para dar un pucherazo y que la tinta que marca los votos no es indeleble.El ministro filipino de Asuntos Exteriores en funciones, Pacífico Castro, aseguró la semana pasada al secretario de Estado, George Shultz, en el curso de una breve visita a Washington, que las elecciones serán limpias. Pero la Administración mantiene un alto grado de escepticismo sobre el tema y considera vital asegurar la legitimidad de los comicios, sobre todo en el caso más probable de que triunfe Marcos. Si las elecciones no son libres, "la situación empeorará notablemente, y la gente se volverá hacia las alternativas radicales, concretamente hacia los comunistas", declaró en el Congreso el secretario de Estado adjunto para Asia, Paul Wolfowitz.

El 'portaviones' filipino

La importancia militar estratégica de Filipinas -un portaviones desde el que EE UU controla las rutas navales y aéreas del Pacífico y el Índico-, la creciente presencia soviética en la región, el hecho de que Filipinas fuera una colonia norteamericana hasta 1946 y el ejemplo utilizado por Washington de la efectividad de la democracia occidental en Asia explican de sobra el interés de EE UU en las elecciones. La presión de Reagan, que en octubre envió a Manila a un senador amigo suyo con un mensaje de impaciencia para Marcos, en el que le pedía reformas urgentes, forzó que éste convocara unas elecciones que hubiera preferido retrasar. El anuncio de los comicios lo realizó Marcos en una entrevista con la cadena norteamericana de televisión ABC. Fue un verdadero espectáculo ver cómo el periodista consiguió arrancar al dictador filipino en directo la promesa de elecciones.Desde entonces, Filipinas no ha dejado las primeras páginas de los periódicos y los espacios de los telediarios, sustituyendo en gran parte a Nicaragua. Más de 200 periodistas norteamericanos siguen con atención el proceso desde Manila, y Corazón (Cory) Aquino está teniendo en la televisión de EEUU el libre acceso igualitario con su rival, el presidente, que éste le niega en Filipinas. Esta enorme atención de los medios audiovisuales está influyendo sobre la opinión pública y, lógicamente, sobre los políticos. No hay que olvidar que este país perdió definitivamente la guerra de Vietnam cuando ésta fue televisada todas las tardes a las salas de estar de los norteamericanos, y que Anastasio Somoza firmó su muerte política en Nicaragua el día que la televisión ofreció en directo el asesinato a tiros, por un guardia nacional, de un periodista norteamericano.

Esta presión de la opinión pública, para la que el fiel aliado Marcos aparece como un auténtico enemigo de la democracia, puede incluso venirle bien al Gobierno, que desde hace meses sabe que Marcos, con elecciones o sin ellas, ya no es la solución, sino el obstáculo para una solución pacífica en Filipinas.

El dilema de EE UU es que en cierto modo, la alternativa representada por Corazón Aquino, cuyo marido, asesinado, era uno de los repuestos que tenía proyectados el Departamento de Estado, provoca serios temores e incertidumbres. Aunque se considera a Cory una anticomunista, se teme que, si gana, sea superada por los acontecimientos.

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