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"Mi hermano no es un terrorista"

F. S., "Ismael no es ningún terrorista", aseguró ayer a EL PAÍS el hermano de Ismael Miquel en una breve entrevista mantenida en un chalé de los padres del huido, en una urbanización de la comarca del Maresme, a pocos kilómetros de Barcelona, y que consta oficialmente como la residencia del presunto miembro de los GAL.

El portavoz de la familia aseguró que tanto él como sus padres quedaron sorprendidos al ver en los medios de comunicación referencias a las presuntas actividades terroristas de su hermano, y que su primera intención fue querellarse contra los medios de comunicación, pero luego desistieron de ello porque "no íbamos a conseguir nada".

El hermano de Ismael Miquel añadió que lo que más les preocupaba ahora era que él o cualquiera de la familia pudiera convertirse en blanco de alguna acción de represalia de ETA. Asimismo, recalcó que su hermano no tenía intención de eludir la acción de la justicia, pero que antes de presentarse ante la autoridad quería esperar a que se aciarase el caso: "Está muy asustado por todo", dijo.

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"La última vez que vi a Ismael fue el día de Reyes en esta misma casa, en una comida familiar. No se dónde vive ahora, aunque supongo que está fuera. Tampoco sé si se ha ido con su compañera", finalizó.

Ismael Miquel es el segundo hijo de una modesta familia barcelonesa. El padre se dedica a la confección. Estudió el bachillerato y completó su formación con estudios sobre diseño. Realizó el servicio militar como voluntario en un destacamento de artillería en Tiana (Barcelona) y no se le conoce ningún tipo de filiación política, aunque círculos próximos a él aseguran que "es un pasota", sin ninguna actividad pública con relación a grupos de extrema derecha.

Al parecer, Ismael aceptó colaborar con la policía e introducirse en las redes de la distribución de la droga como respuesta ante un incidente que tuvo como protagonista a su novia, quien durante un tiempo fue adicta a la heroína, según se aseguraba ayer en medios judiciales.

En la inve ' stigación policial que se abrió a raíz de esta detención, se le relacionó con un tiroteo y con el robo del coche de un traficante que había contraído una deuda con Miquel -el importe de diversos alijos de estupefacientes- de dos millones de pesetas. El camello, que al parecer no denunció el robo ni el tiroteo por miedo a represalias, había intentado saldar la deuda contraída con Ismael entregándole un muestrario de monedas de plata, que resultaron ser falsas. Estos hechos tampoco fueron investigados judicialmente.

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