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Reportaje:

Gerald Brenan fue hospitalizado en estado grave en Málaga

El escritor britanico sufre hemorragia digestiva e infección urinaria

JOSÉ ANTONIO FRÍAS, El escritor e hispanista británico de 92 años Gerald Brenan enfermó en la madrugada de ayer domingo repentinamente. La enfermedad se manifestó cuando Brenan se encontraba en su casa de Albaurín el Grande, y sus primeros síntomas han sido vómitos e hinchazón del vientre. A las tres y medía de la madrugada fue trasladado al hospital Civil de Málaga, donde ingresó en urgencias. Después de ser atendido por especialistas, Brenan quedó ingresado en la sala de Digestivo del centro. A las ocho de la tarde de ayer se comunicó a la Prensa que Brenan padece infección urinaria y hemorragia digestiva alta, calificando su estado de grave.

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El escritor, que es atendido en la cabecera de su cama por las dos enfermeras que habitualmente se ocupan de él desde hace más de un año, mantiene la lucidez y le es administrada la alimentación simultáneamente por vía intravenosa y bucal. El autor de Laberinto español es atendido por un equipo de especialistas, que comunicó también a la Prensa que con toda probabilidad mañana se le practicará a Brenan una endoscopia para determinar la importancia de la hemorragia que sufre.Hace ya mucho tiempo que Geraid Brenan padece una enfermedad respiratoria crónica, aunque hasta hace un año esto no le creó problemas de salud importantes. Sin embargo, en marzo de 1985 don Geraldo -como es conocido popularmente- tuvo que ser hospitalizado en el mismo centro donde se encuentra ahora, a consecuencia de una neumonía. Debido a su avanzada edad, 92 años, y al problema respiratorio, los médicos temieron por su vida. El escritor sufrió entonces una neumonía en el lóbulo superior del pulinán izquierdo, con fiebre y hemorragia digestiva alta. Esta caída estuvo agravada por una discreta anemia con la que ingresé en el hospital.

Optimista

Pese a la importancia de la afección, Brenan logré superarla, y restablecido, según los médicos que le atendieron, abandonó el hospital una semana después de ingresar y volvió a su casa. de Alhaurín el Grande. El personal del centro quedó sorprendido por el ánimo del anciano hispanista, que antes de entrar a la ambulancia que iba a trasladarlo a su casa pidió a la persona que lo llevaba en una, silla de ruedas que esperara unos minutos para que los fotógrafos pudieran realizar su trabajo, al tiempo que les decía a los periodistas que estaba muy contento de poder volver con sus libros.

La salud de Gerald Brenan, al margen de la enfermedad respiratoria crónica, comenzó a deteriorarse a raíz de una caída en el jardín de su casa, en 1981, caída que desde entonces le ha impedido valerse por si mismo. En una conversación con este corresponsal con motivo de su 90º cumpleaños, don Geraldo decía: "Hago lo que puedo. Esto es lo peor, mi pierna y esta muleta. No. puedo pasear". Luego se quedó ensimismado y comenzó a hablar de las Alpujarras: "Cuando yo trepaba por las laderas, con la camisa pegada al cuerpo por el sudor".

Aquella caída coincidió con la muerte de su hija, Miranda, a consecuencia de un cáncer, circunstancia que volvió a recordarle la muerte, por el mismo motivo, de su mujer, Gamel, en 1967. "Apenas tengo valor para escribir mis recuerdos de los siguientes meses, los más tristes y los más terribles de mi vida", dice en Memoria personal, al comentar la muerte de su esposa, a la que recuerda en esta obra con los dos primeros versos de la canción de Cimbelino: "No temas ya el calor del sol / ni las cóleras furiosas del invierno".

Penúltima aventura

J. A. F., Gerald Brenan, fuerte como un roble, cargado de vitalidad y entusiasmo, viajero impenitente, ha vivido siempre para la aventura. La última fue en la primavera de 1984, cuando de forma inesperada es internado en un asilo de Londres.

Nada más llegar, don Geraldo manifiesta insistentemente su deseo de volver a Alhaurín el Grande, a su casa, con sus libros y su jardín, aunque ya no pueda cuidar sus rosas como antes. El escándalo saltó y un mes después el viejo escritor estaba otra vez aquí, de nuevo en casa.

Su débil salud se resintió notablemente con aquel incidente, y desde entonces dos enfermeras lo cuidan permanentemente, en un principio pagadas por la Junta de Andalucía y ahora por la Fundación Gerald Brenan, integrada actualmente por distintos organismos oficiales.

Nueve meses después, de su exi¡lo londinense -así consideró Geraid Brenan su poco afortunada estancia en Londres- el viejo hispanista ingresa en el hospital.

Los últimos, 10 meses de don Geraldo en su casa de la Calada de las Palomas, en Alhaurín el Grande, han sido normales, sentado en su sillón y en la cama, siempre rodeado de libros, aunque ya no los puede leer. Tampoco escribe desde hace varios años, excepto alguna que otra carta a algún anúgo íntimo.

Se levantaba sobre las diez de la mañana y desayunaba una gran taza de leche, pan, mantequilla y mermelada. "Tenía muy buen apetito estos últimos días y su estado general era bueno", comentaba ayer una de sus abnegadas y constantes cuidadoras.

Pasaba la mañana sentado hasta la. hora del almuerzo. Ahora, en invierno, no duerme la siesta, como suele hacer en verano, y por la tarde ve un poco la televisión. Sobre las nueve de la noche se acostaba. Y así todos los días, unas veces triste y silencioso y otras sonriente y hablador.

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