La cámara de 'La maja'

P. S., La maja desnuda, de Goya, durmió muchos años en una de las cámaras de la Academia de Bellas Artes, porque durante ese mismo tiempo la contemplación de desnudos estaba reservada a los estudiantes de arte.

De hecho, la academia, creada a mediados del siglo XVIII con la vocación de enseñar las llamadas Nobles Artes de la pintura, la escultura y la arquitectura -la música se incorporaría en la Primera República-, pretendía en sus orígenes reservarse en exclusiva no sólo el derecho a ver desnudos, sino el derecho a enseñar a pintar. Era el tiempo del absolutismo en el que, quizá por influencia francesa, los miembros de la institución creían poseer las claves definitivas de la belleza.

Los académicos rechazan hoy el sambenito de académicos en su sentido peyorativo de estático, inmóvil, reaccionario, clásico a ultranza. Álvaro Delgado, que cuelga en este museo un retrato estilizado de Haile Selassie, el ex emperador de Etiopía, y a quien le suspendieron en su día en el examen de ingreso, arguye como prueba definitiva el carácter de académicos de un Pablo Serrano -suyo es el noveno ejemplar de la célebre cabeza de Antonio Machado, en la esquina de una sala- o la presencia activa de Manuel Rivera, uno de los fundadores del grupo El Paso (grupo renovador de la vanguardia tras la guerra de España) a quien la guardia civil pretendía impedir el otro día la entrada al edificio porque iba vestido con jersey y una magnífica chaqueta deportiva; sin corbata. Goya fue también miembro.

Mas la prueba definitiva -dicen los académicos- es que Dalí es hoy académico honorario. Sí, el mismísimo Salvador Dalí que en célebre ocasión fue expulsado de la escuela de Bellas Artes -entonces integrada en la Academia- porque no le reconocía a su profesor autoridad suficiente para examinarle a él sobre Leonardo. Dalí no sólo es ahora académico honorario sino que se piensa en otorgarle la medalla de la institución. Picasso y Miró también han recibido honores.