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SANIDAD

El padre de una niña de 18, meses con lesiones irreversibles, pide a los médicos, que la dejen morir

JOSÉ LUIS BARBERIA, Emilio Rodríguez, padre de una niña de 18 meses víctima de una encefalopatía irreversible, ha pedido a la Administración y a las autoridades sanitarias que se planteen la posibilidad de poner fin a la vida y a los sufrimientos de su hija Mercedes. La niña, que se encuentra internada en el hospital de Basurto (Vizcaya), sufre una Cardiopatía congénita, carece de epiglotis, posee malformaciones en la boca, en los pies y en las manos y otras afecciones derivadas de sus irreversibles lesiones cerebrales. Pesa actualmente tan sólo cinco kilos, se alimenta a través de una sonda y desde hace tres días respira gracias al oxígeno que se le suministra. Los médicos que atienden a la niña en el hospital de Basurto reconocen que el caso es irreversible, pero descartan cualquier actuación para permitir su muerte.

Emilio Rodríguez, de 26 años, parado, padre de otros tres niños, pidió ayer una solución para su hija Mercedes. "Quiero que la Administración comprenda la situación de una niña desahuciada, condenada a sufrir, y tome alguna determinación. Porque", añadió, "yo creo que en casos como éste la eutanasia, debería estar permitida".El padre de la pequeña afirmó que él y su mujer viven permanentemente angustiados por la idea del sufrimiento de su hija y que piensan que esta tensión sólo desaparecerá el día en que la niña encuentre la paz y también nosotros podamos por fin descansar".

"Estamos deshechos", señaló, mi mujer lleva meses durmiendo a base de pastillas y a mí se me ha pasado por la cabeza en varias ocasiones echarme a la ría o tirarme por la ventana; si aguantamos" dice, "es porque tenemos otros tres hijos que son maravillosos".

El doctor Martín Bejarano, responsable del sector de lactantes del hospital de Basurto, indica, por su parte, que los eventuales sufrimientos de la niña Mercedes Rodríguez se encuentran controlados por la asistencia médica que recibe y rechaza tajantemente la imagen que presenta a la niña sometida permanentemente al dolor.

Los médicos del hospital de Basurto rechazan rotundamente la posibilidad de practicar la eutanasia con la niña Mercedes Rodríguez -"un caso desde luego irrecuperable, pero tampoco extraordinario en los hospitales"- y afirman que la atención que se dedica a la niña no va dirigida a prolongar artificialmente su vida sino únicamente a cubrir aspectos de asistencia elemental como la alimentación, la higiene, la medicación y otros.

Se opondrá al traslado

Emilio Rodríguez asegura tener la constancia de que el sufrimiento acompaña habitualmente la existencia de su hija Mercedes, que "no ha tenido un día de felicidad desde que la operaron a los cuatro meses de cardiopatía y estuvo seis minutos sin oxígeno, en coma".

"Mis ojos y mi corazón no me engañan", subrayó Emilio Rodríguez, "y por supuesto es evidente que la niña sufre; tengo montones de fotografías que lo demuestran y además estoy convencido en lo más profundo de mi alma".

"Los médicos", indicó Emilio Rodríguez, "no pueden engañarme en esto, porque yo la veo todos los días y cada vez se me hace más insoportable verla sufrir. La niña", dijo, "se ha quedado ciega, tiene polio en un pie, le falta la epiglotis y tiene una sobrelengua que puede llegar a asfixiarla. En ocasiones da muestras de ahogo y llora a menudo, aunque su llanto tampoco es un llanto normal".

El padre de la pequeña señaló que la dirección del hospital de Basurto, a la que agradece todos los cuidados prestados a su hija, tiene intención de trasladar a la niña al hospital de Gorliz, y adelantó que él piensa oponerse a este traslado. "Mi hija no es un bicho que deba ser ocultado", dijo, "yo no quiero escándalos de ningún tipo, lo único que quiero es que no siga sufriendo otros 18 meses. Tampoco quiero que alguien piense que estoy pidiendo un puesto de trabajo para mí".

26.000 pesetas al mes

La familia Rodríguez vive gracias a las 26.000 pesetas mensuales del subsidio de desempleo y al dinero que Emilio reúne como vendedor ambulante a porcentaje de las loterías y calendarios de la Asociación de Minusválidos de Valencia.

La madre, Mercedes Muñoz, de 28 años, no aporta otros ingresos ya que está dedicada al cuidado de la casa. «Saldremos adelante" afirmó Emilio Rodríguez, "lo único que pretendo es que mi hija encuentre la paz. No soy muy creyente, pero no creo haber hecho tanto daño como para llevar esta cruz".

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