Solchaga afirma en Nueva York que el Gobierno no devaluará la peseta

El Gobierno socialista no devaluará la peseta en los próximos meses ni alterará su política económica, fiscal o monetaria estimulando artificialmente la economía en 1986 por motivos electorales, aseguró ayer en Nueva York el ministro de Economía, Carlos Solchaga. Sin embargo, Solchaga admitió que si el IVA provoca que se disparen los precios, "cosa que no creo", habría que introducir restricciones en la política monetaria. "Serían de corta duración y no afectarían, afirmó el ministro, a la recuperación económica que ya estamos viviendo", añadió.Solchaga cerró su viaje de cuatro días a Estados Unidos, en los que ha estudiado la potenciación de las exportaciones españolas a este país, en una reunión celebrada en Chicago con los agregados comerciales de España en EEUU y Canadá, con un discurso en la Cámara de Comercio de Nueva York sobre la evolución y perspectivas de la economía española. El ministro cenó también con los presidentes de Chase Manhattan Bank, First Boston, Morgan y Merrill Lynch.

En esta cena los dirigentes de los más importantes bancos norteamericanos se interesaron por el establecimiento de relaciones con Israel, un hecho que será extraordinariamente bien recibido en los medios económicos, y no sólo políticos, de EE UU. Preguntado por posibles respuestas terroristas árabes contra este paso del Gobierno español, el ministro de Economía dijo que el Ejecutivo confía en las gestiones previas realizadas ante los países árabes amigos y moderados, para atenuar la respuesta, y añadió que "la soberanía de un país no puede quedar en entredicho por amenazas terroristas".

En su discurso ante la Cámara de Comercio, Solchaga afirmó que "quizás el logro mayor del Gobierno desde que tomó el poder en 1982 ha sido el aumento de los beneficios empresariales". Los empresarios norteamericanos que le escuchaban se sorprendieron por el tono de su intervención, en la que el ministro de un Gobierno socialista, pero que fue presentado como un "confesado socialdemócrata", insistió en los esfuerzos liberalizadores, de flexibilidad del mercado de trabajo e incluso en la venta de empresas públicas que está realizando el Gobierno español. Precisamente, la doctrina Reagan que Estados Unidos receta, y en ocasiones exige, a sus aliados.

Crecimiento económico

Solchaga, que presentó un panorama "brillante y esperanzador" de la economía española, excepto en el tema del paro, donde reconoció que el crecimiento económico previsto para este año no permitirá acabar con el desempleo, dijo a los periodistas que los banqueros norteamericanos "están sorprendidos" por los éxitos de la política económica de los socialistas. El ministro explicó que, en opinión de la banca de EEUU, las perspectivas para la inversión en España son extraordinarias por la buena conducción de la política económica, la estabilidad en el país y las nuevas posibilidades abiertas por el ingreso en la CEE.En la cena, reconoció el ministro, los banqueros norteamericanos se interesaron más por las cuestiones políticas y se habló del problema del terrorismo a nivel internacional. Preguntaron por el referéndum de la OTAN, un tema sobre el que Solchaga admitió que existe expectación en círculos económicos de EEUU. El ministro les dijo que "vamos a ganarlo".

Solchaga, a quien ha acompañado en su viaje a Estados Unidos el secretario de Estado de Economía, Miguel Ángel Fernández Ordoñez, y varios directores generales, explicó que a España le interesa que se consolide el actual tipo de cambio del dólar, que se sitúa alrededor de las 150 pesetas. "No preveo", añadió, "bajadas muy grandes de los actuales niveles, y una disminución muy acusada del valor de la divisa norteamericana no sería buena para nosotros".

Solchaga expresó su confianza en una mejora de la economía internacional a través de una política conjunta de los cinco grandes para armonizar y reducir los tipos de interés: "a España le vendría bien, porque permitiría bajar a la vez nuestros tipos. Para el Tercer Mundo supondría un alivio en el peso de su carrera financiera y a los países ricos les permitiría una política más flexible y expansiva".