Cerezo toma el relevo de los militares en Guatemala
El democristiano Vinicio Cerezo, de 43 años, asumió ayer la presidencia de Guatemala tras más de 30 años de Gobierno fáctico de los militares, que entregan el poder en medio de una fuerte crisis económica, grave amenaza para el futuro Gobierno civil. La "recepción ofrecida por el jefe de Estado de Guatemala y la señora de Mejía Víctores en honor de los excelentísimos jefes de Estado y de Gobierno y señoras, y de las honorables misiones especiales acreditadas ante la transmisión del mando presidencial", celebrada en el Palacio Nacional en la noche del lunes, tuvo aire de fin de una era.
El marco, digno de El Gatopardo de Visconti, invitaba también a la reflexión sobre si allí no estaba en marcha un proceso de "hagamos que todo cambie, para que todo siga como está". La recepción empezó con más de dos horas de retraso, lo que provocó el abandono de la sala de más de una delegación, aburrida de esperar. Cuando al fin llegó el jefe del Estado saliente, general Óscar Mejía Víctores, en traje civil y de la mano de su esposa, le seguían los presidentes de varios países latinoamericanos. Desde lo alto, una orquesta de cuerdas inició el himno nacional. El presidente de Nicaragua, el sandinista Daniel Ortega, se puso firme en el estrado, al lado del salvadoreño Napoleón Duarte. El que más abrazos repartía entre los asistentes era el presidente de Colombia, Belisario Betancur.Los presidentes abandonaron pronto el Palacio Nacional de Guatemala. Sólo Ortega, fuertemente acordonado por sus guardaespaldas, permaneció largo rato en breves conversaciones con personajes que se le acercaban.
Los que entregaron, al menos formalmente, el poder en Guatemala, los militares de más alto rango, el jefe del Estado, Mejía Víctores, y el subjefe del Estado, general de brigada Rodolfo Lobos Zamora, parecían la encarnación física de tres décadas de dominación militar en el país. El orondo Mejía y la inmensa gordura de Lobos, vestido en uniforme militar de gala por última vez debido a su retirada del Ejército, parecían simbolizar, con su apariencia física, más de 30 años de engorde con el disfrute de los beneficios del poder en un país que vive sumido en la pobreza. A lo largo de tres décadas el Ejército guatemalteco usó y abusó de su poder político en provecho personal.
Problemas pendientes
Los militares abandonan el Gobierno en Guatemala pero dejan al democristiano Cerezo una herencia envenenada, llena de problemas pendientes. El nuevo presidente tendrá que afrontar la tarea de desmantelar el aparato de poder que a lo largo de más de 30 años han montado los militares. El domingo y el lunes los periódicos de la capital guatemalteca incluyeron en sus páginas un encarte de ocho páginas, enviado por el Departamento de Información y Divulgación del Ejército de Guatemala, sobre los polos de desarrollo como elemento de consolidación de la paz", que se presentan como "un legado imperecedero".La política ante los llamados polos de desarrollo y las coordinadoras interinstitucionales será una de las piedras de toque, que servirán para valorar si el presidente Cerezo es capaz de asumir no sólo el Gobierno, sino también el poder en Guatemala.
El nuevo Gobierno democristiano se encontrará ante la dificultad de que en el pueblo de Guatemala se han despertado expectativas de mejora, que difícilmente podrán ser satisfechas en la situación que atraviesa el país.
La grave crisis económica podría obligar al Gobierno a tomar medidas impopulares, que pronto pueden provocar la insatisfacción y el desencanto.
En estos momentos el nuevo Gobierno necesita la ayuda exterior, que Cerezo desearía recibir de forma diferenciada y no sólo de Estados Unidos.
Los desaparecidos
Otro de los problemas pendientes del nuevo Gobierno es el de los desaparecidos. Los familiares de éstos planeaban para ayer, ante la toma de posesión del nuevo presidente, una manifestación para recordar a sus parientes. El pasado lunes los periódicos de la capital publicaron un anuncio de una página entera, en el que una madre preguntaba por la suerte corrida por su hijo: "el día de hoy, 9 de enero, mi hijo, Luis Fernando de la Roca Elías, cumple cuatro meses de estar en poder de las fuerzas de seguridad del Gobierno militar, específicamente en poder del Ejército, como otro oprobioso caso más de captura y desaparición forzosa".Cerezo desearía hacer borrón y cuenta nueva para conseguir una especie de transición a la española que permita asegurar estabilidad democrática a Guatemala después de tres décadas de dictaduras y Gobiernos fácticos del Ejército.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.