Los restauradores que descubrieron un posible Goya en Huesca creen que es un lienzo de juventud del pintor
Los restauradores y pintores Teresa Grasa y Carlos Barboza descubrieron el pasado jueves, en la iglesia de San Gregorio de Esquedas (Huesca), un cuadro que, en su opinión, fue pintado por Francisco de Goya en su época de juventud. El lienzo, de gran tamaño, "representa al Padre eterno vestido con túnica azul y vivísimo manto envolvente de color rojo. Sobre el pecho aparece el Espíritu Santo en forma de paloma, rutilante y esplendoroso. El fondo del cielo es azul gris pálido y las nubes sobre las que se asienta la figura son blancas, ocre amarillo claro, siena y azul plomizo en algunos puntos sombríos".
"El efecto del cuadro descubierto es deslumbrante, ya que el tono se conserva interesantísimo por ser atemperado", según la descripción de los dos expertos. La pintura presenta desprendimientos de color en algunas zonas, "que denotan los traslados a -que ha sido sometido el cuadro por pertenecer al antiguo monumento del Jueves Santo, por lo que todos los años por esas fechas se descolgaba de la pared y se colocaba en la capilla de San Pascual Bailón, en la que aún pueden verse las escarpias de sujeción". Los dos restauradores llaman la atención sobre las cabezas de querubines que rodean a la figura central, solas o en grupos de dos, y que "están trazadas con tal rapidez y libertad que puede pensarse en segundos de ejecución".La primera vez que vieron el cuadro recordaron "inmediatamente" a Goya joven, pintor vibrante de lozanía y pinceladas certeras y sintéticas. Pensamos en las pinturas de la Cartuja de Aula Dei y del Pilar y vemos la relación cronológica evolutiva que existe entre todas estas obras. Existe la misma utilización del color puro y el contraste cromático que realza los tonos, no como una cuestión de recurso de escuela de pintura sino con un lenguaje propio y personal. Es la asimilación consciente de la teoría del color, la percepción de cómo hay que pintar para cada lugar, cada luz, cada momento y cada situación". Al ser esta obra una témpera "aún son más notorias las similitudes con la técnica del fresco; de aquí que encontremos los plumeados a pincel más seco, como en el Pilar".
La primera pista que llevó a los dos restauradores a la búsqueda del nuevo Goya fue el invntario artístico de la provincia de Huesca, de Antonio y Joaquín Naval Mas. Dicho catálogo, al citar Esquedas, hace referencia al cuadro como "pintura sobre lienzo del siglo XVIII, de gran tamaño. No tiene marco y queda sostenida por un bastidor de madera. Debe proceder del monumento de la Semana Santa"' Teresa Grasa y Carlos Barboza recuerdan que Esquedas perteneció hasta 1921 a los condes de Sobradiel, que debían tener afecto y sentidor de apoyo hacia Goya, "ya que éstos encargaron uno de los conjuntos de pinturas más conocidos de su primera etapa para el oratorio de su palacio de Zaragoza, al que pertenecen El sueño de San José, del Museo de Zaragoza, y El descendimiento de Cristo, del Museo Lázaro Galdeano, de Madrid.
En busca del Goya joven
El cuadro fue hallado en una pequeña capilla junto a la pila bautismal, que no era su lugar habitual, y, de confirmarse la autoría de Goya, sería la primera huella del genial pintor que se encuentra en la provincia de Huesca. Está bien protegido y sus descubridores son partidarios de que permanezca en la iglesia de la localidad. Respecto a la datación exacta de la pintura, "no podemos afirmar concretamente ninguna fecha, pues, como dice Pierre Gassier: Tras el primer fracaso académico (1764), ¿volvió Goya a Zaragoza?. Lo ignoramos, y hasta 1766 ningún documento nos informa respecto a sus actividades".Teresa Grasa y Carlos Barboza han restaurado los frescos de la cúpula del Pilar (200 metros cuadrados), las pinturas murales de la Cartuja de Aula Dei (220 metros cuadrados) y las pechinas de una iglesia de Calatayud y del Pilar. Han realizado más de 4.000 fotografías sobre el conjunto o detalles de las mencionadas obras de Goya. Desde 1976 en que comenzaron la restauración de las pinturas de Aula Dei no han dejado de estudiar y difundir la obra de Goya en Aragón. Han ido "tras los pasos perdidos del Goya jóven". Piensan que su trabajo no ha sido en vano y "hemos puesto nuestro grano de arena en el conocimiento de Goya, pero es necesario continuar en la búsqueda, ya que apenas 50 obras catalogadas de esa época es muy poca obra para un pintor como él".
Según Aureliano de Beruete, pintor y estudioso de Goya, las obras conocidas de la juventud del pintor "denotan una independencia. La actividad pictórica de Goya en esos años de Zaragoza no se limitó a las grandes obras; parece que hizo algunas decoraciones,murales para pequeñas casas particulares". El cuadro encontrado en Esquedas se identifica con las características de la época de juventud de Goya y "se enclava en el quehacer cotidiano del oficio de un taller de pintura en el que se realizan obras mayores, encargos, carteles, dibujos y preparado de materiales, todo según el ritmo de la demanda y las posibilidades".
Desde 1763 hasta su instalación definitiva en Madrid, a finales de 1774, Goya trabajó mucho, y, sin embargo, apenas hay medio centenar de obras catalogadas. Aparte de algunos grandes conjuntos muy conocidos (el Pilar, Sobradiel y Aula Dei), "un elevado número de obras ejecutadas durante estos 13 años nos son desconocidas, bien porque se hayan perdido o porque no hayan podido ser identificadas entre la masa de las pinturas mediocres no atribuidas de la época", según Gassier.
Babelia
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