Cinco mujeres y tres hombres formaron un jurado de ensayo en un juicio por el apuñalamiento de un joven

Un jurado experimental, integrado por cinco mujeres y tres hombres, participó ayer en el primer ensayo de este tipo de tribunal que se realiza en Madrid, a iniciativa de la Asociación Pro Jurado. Los ocho jurados estuvieron presentes en la vista de la causa contra Fernando Valdés -que apuñaló en un bar a Luis Ángel Fernández-, celebrada ante la Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Madrid, con la sala repleta de público. El fiscal pidió para el procesado siete años de cárcel como autor de un homicidio frustrado, mientras que el abogado propuso una condena de seis meses por el delito de lesiones.

Los 30 prejurados elegidos por sorteo el pasado 25 de noviembre, de entre los seleccionados por varios medios de comunicación social, se presentaron en la sala de audiencia a primera hora de la mañana. El trámite de recusación fue muy breve. El abogado de la defensa, Carlos García Cabrero, preguntó a una prejurada si le producían más repulsión las armas blancas [como la utilizada por el procesado] o las de fuego. Al contestar ella que le producían repulsión "todas", el abogado la recusó, pero el presidente del tribunal, Alfonso Villa Gómez, no lo permitió.El jurado experimental quedó definitivamente constituido por cinco mujeres -tres estudiantes una de ellas de 21 años y dos de 20 años, una licenciada en filosofía de 44 años y un ama de casa de 59 años- y tres hombres -un directivo de una mutua de seguros de 54 años, un estudiante de 24 años y un apoderado de banca de 33 años-.

Numeroso público

La expectación producida por el ensayo de jurado hizo que la sala más amplia de la audiencia resultara pequeña para contener al numeroso público que deseaba asistir. En lugares destacados se encontraban los dos observadores del Consejo General del Poder Judicial, el subsecretario de Justicia y un miembro de la Fiscalía General del Estado. En cambio, los medios de comunicación social tuvieron dificultades para seguir la vista, a causa, sobre todo, de las numerosas personas a las que se permitió permanecer delante de los informadores.La vista se abrió y se cerró con la declaración del procesado, Fernando Valdés, de 38 años, quien aseguró que en ningún momento quiso matar a nadie ni era capaz de hacerlo. Sin embargo, el fiscal, Miguel Ángel Torres Morato, le acusó de homicidio frustrado en la persona de Luis Ángel Fernández, de 22 años, cuya declaración, así como la de su primo Daniel Fernández y Carlos Felipe Salazar, corroboraron esta versión. Según el fiscal, hacia las 22.30 del 2 de octubre de 1984, el procesado se encontró en el bar Valencia, de Madrid, con la víctima y los testigos y, tras una discusión, fue expulsado. Minutos después regresó, dio un navajazo en el abdomen de Luis Ángel, amenazó a Daniel y se fugó. La complicación surgida durante la curación de la víctima, que amplió a 140 días su curación, fue utilizada por el fiscal para confirmar su tesis del homicidio frustrado y ampliar la indemnización solicitada a 420.000 pesetas.

El abogado defensor resaltó la ausencia del dueño del bar y su esposa, cuyo testimonio consideró favorable al procesado. Ateniéndose a las declaraciones realizadas por ambos en la fase sumarial y a las manifestaciones de su defendido, estimó que lo ocurrido era calificable como lesiones en riña. Refiriéndose al informe psiquiátrico sobre la embriaguez habitual del procesado y a su irritabilidad, afirmó que no cabía atribuir intencionalidad homicida al acusado, así como que ni la pequeña navaja utilizada -cuerpo del delito no hallado, por cierto- era el instrumento idóneo para un homicidio ni el lugar donde la hincó, el estómago, apropiado para producir la muerte.

El jurado entregó ayer su veredicto en sobre cerrado al presidente del tribunal, quien lo hará público, tras la sentencia de la sala, el próximo 20 de diciembre.