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Cadena perpetua para los tres autores del atentado antiisraelí en Chipre

Los tres autores del atentado antiisraelí al que Israel replicó bombardeando en octubre con su fuerza aérea el cuartel general en Túnez de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), acción en la que murieron 73 personas, fueron condenados ayer a cadena perpetua por la Sala de lo Criminal de Nicosia (Chipre).

Silenciosos y con la mirada torva, escucharon la sentencia leída por el presidente del tribunal, el magistrado loannidis Poyadjis, que, tras considerarles culpables de asesinato, les impuso la máxima pena prevista por la legislación chipriota. Antes de que les fuese comunicado el veredicto, los tres inculpados -el británico Ian Michael Davison, de 28 años de edad, y los palestinos Jalet Abdelkader el Jatib y Abdel Hakim Saado el Jalifa, de 25 y 22 años, respectivamente- corearon en dirección al público: "Revolución hasta la victoria", y más tarde, en absoluto impresionados por el largo encarcelamiento que les espera, esbozaron una sonrisa en dirección a los fotógrafos de prensa, al tiempo que Davison gritaba en inglés que seguía siendo feliz porque no tenía remordimiento alguno. "Eran nuestros enemigos", concluyó este británico entregado a la causa palestina al referirse a sus víctimas.El pasado 25 de octubre, los tres fedayin asaltaron y dieron muerte a tres ciudadanos israelíes a bordo de un yate atracado en el puerto de recreo de Larnaca, tras intentar en vano tratar de obtener, a cambio de la liberación de sus rehenes, la excarcelación de una veintena de palestinos apresados durante el verano en el Mediterráneo oriental por la marina de guerra de Israel cuando navegaban rumbo al sur de Líbano o al Estado hebreo.

La tesis de la defensa

Aunque rechazaron el carácter premeditado de su acción, los tres acusados reconocieron los hechos, aunque a través de su abogado, Haris Simonides, declararon que no se consideraban "moralmente culpables". Insistieron además en que los tres turistas israelíes eran en realidad espías encargados de vigilar los movimientos de embarcaciones con palestinos a bordo y que tenían a sus espaldas un largo historial de golpes contra la resistencia palestina.Concretamente, Jatib afirmó, como lo habían hecho previamente algunos diarios europeos, que la mujer Esther Palzur, de 50 años de edad, ametrallada cuando intentó escaparse, era en realidad la célebre Sylvia Raphael, condenada en Oslo por el asesinato de un camarero magrebí al que confundió con Abu Hassan Salami, jefe de la unidad de elite de la OLP conocida bajo el nombre de Fuerza 17, al que logró finalmente dar muerte mediante un coche bomba que estalló en Beirut en enero de 1979.

A consecuencia de la explosión que costó la vida a Salami, quien tuvo también una destacada participación en el secuestro y asesinato de atletas israelíes durante los Juegos Olímpicos de Múnich de 1972, murieron otras 14 personas.

A pesar de que Fuerza 17 reivindicó en Jerusalén el atentado de Larnaca, la OLP desmintió cualquier vinculación con sus protagonistas, que sostuvieron ante la corte no pertenecer a ningún grupo palestino. Pero las autoridades de Tel Aviv acusaron a Yasir Arafat de haberlo planeado y atacaron a continuación su cuartel general tunecino. Paralelamente pidieron, sin éxito, a Nicosia la extradición de los autores del triple asesinato.

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Fuentes palestinas de absoluta solvencia aseguraron al corresponsal de EL PAÍS que, tanto la acción de Larnaca como el posterior asesinato, hace dos meses en Barcelona, de dos marineros israelíes, reivindicado en Madrid y Beirut por Fuerza 17, fueron cometidos por esta guardia pretoriana de Arafat e hicieron hincapié en que estos cinco israelíes que perdieron la vida en septiembre y octubre eran agentes secretos. Israel lo ha desmentido, como acostumbra siempre a hacerlo, con la única excepción del asesinato en Madrid, en enero de 1973, de Baruk Cohen, que identificó como un funcionario del Mossad.

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