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El juez del 'caso Zabaltza' visita el cuartel de Intxaurrondo, tras anunciarlo 15 minutos antes

El cuartel de la Guardia Civil de Intxaurrondo, en San Sebastián, no registra en un libro las entradas y salidas de personas y vehículos ni anota los telefonemas que se reciben en esas dependencias. Esta es la respuesta, aproximada, que le dio el teniente coronel, Francisco Rodríguez Galindo, jefe de la Guardia Civil de Guipúzcoa, al juez, Francisco Ríos, después de que éste último se personara sorpresivamente, anunciando con un cuarto de hora su visita, en el cuartel de Intxaurrondo y exigiera que se le entregaran los libros de entradas y salidas y el registro de telefonemas.

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El titular del Juzgado de Instruccion número 1 de San Sebastián, encargado de la investigación abierta por la desaparición, hace 17 días, de Mikel Zabaltza, efectuó esta diligencia sin oficio previo, acompañado por el fiscal, Zavier Zaragoza, y por un secretario de juzgado.Los documentos, cuya existencia niega la Guardia Civil de Intxaurrondo, habrían quizá permitido determinar el movimiento y el horario de entrada y salidas de los detenidos en la redada policial del 26 de noviembre último -entre ellos, Mikel Zabaltza Gárate- y conocer las órdenes y mensajes intercambiados entre las distintas unidades de la Guardia Civil y sus mandos, tras la supuesta fuga del hoy desaparecido. Fuentes jurídicas estiman que el mantenimiento de este tipo de controles es una práctica habitual en los cuarteles del la Guardia Civil.

La eficacia de esta prueba quedó demostrada en mayo de este mismo año, en el juicio en el que ex comisario general de Información, Manuel Ballesteros, fue condenado por un delito de denegación de auxilio a la justicia. En la sentencia, el tribunal consideró como dato relevante la frase recogida en el libro de telefonemas de la aduana de Irún: "Dadles bola, nadie ha visto nada", referida inequívocamente, por el contexto, a los colaboradores policiales españoles acusados por la policía francesa de la matanza del bar Hendayais.

Por otra parte, los submarinistas de la Cruz Roja del Mar dieron ayer por concluida la búsqueda de Mikel Zabaltza Gárate. Puede decirse ya que el cuerpo del desaparecido no se encuentra en aguas del río Bidasoa, al menos, no en el tramo que discurre desde la vertical del túnel en el que se produjo la supuesta fuga hasta la presa de Endarlaza (Navarra), situada a unos 500 metros río abajo. Ésta es la conclusión definitiva de los equipos de la Cruz Roja, tras tres días de intensos rastreos, inspeccionando palmo a palmo los fondos y márgenes del río.

Más allá de cualquier juicio, el resultado de la operación de rastreo tiene el efecto de socavar la credibilidad de una versión oficial que amplios sectores de la opinión pública vasca juzgan inconsistente o simplemente falsa. De hecho, y al hilo de la versión oficial, la posibilidad de que la fuga hubiera desembocado en el río, ha sido considerada desde un principio como remota.

Falta de claridad

Ayer, el PNV de Guipúzcoa tras indicar que la falta de claridad sobre el caso Zabaltza se está prolongando más allá de todo límite razonable, se preguntaba qué relación existe entre la ley Antiterrorista y la desaparición de esta persona. Y añadió: "Aquéllos que tanto insisten en que el Gobierno vasco y el PNV lideren la movilización social contra el terrorismo: el Gobierno central y el PSOE, antes de exigir nada a nadie deben poner los medios para impedir cosas como la desaparición de Zabaltza".Por otra parte, el lendakari José Antonio Ardanza, recibió ayer a los familiares de Mikel Zabaltza Gárate manifestándoles que comparte su preocupación, así cómo las dudas y temores que está despertando el caso. A la salida de esta entrevista se produjeron algunos incidentes entre la policía autónoma vasca y un grupo de fotógrafos.

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