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Un negocio basado en las recetas

V. M. M., de 23 años, era adicto a la heroína hasta finales del año pasado, en que decidió emprender la desintoxicación a base de metadona. Acudió a una clínica, situada en el primer piso de un edificio de una calle céntrica y, desde diciembre de 1984, casi exclusivamente a fuerza de voluntad, fue rebajando las dosis hasta que seis meses más tarde se consideró a sí mismo curado.Hoy, V. M. M. ha encontrado un trabajo, se ha casado y su vida discurre al margen de la droga: "La clínica era realmente un piso, sin más. En los seis meses me hice varios análisis de sangre y orina, para que Sanidad comprobara que no continuaba con el consumo de drogas. Sanidad me facilitó varios talonarios de recetas, en blanco. Era el médico de la clínica quien rellenaba las recetas en la consulta".

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Por el simple hecho de extender la primera receta tuvo que pagar 6.000 pesetas. Las restantes, según V. M. M., costaron 3.000 pesetas cada una. "El que quisiera podía asistir a reuniones con psicólogos, en grupos o individualmente, a 2.000 pesetas la sesión, tres veces por semana. Asistí sólo dos semanas, así que, durante casi cinco meses y medio, el tratamiento médico que recibía eran las recetas".

"El frasco de metadona disuelto en glucosa lo compraba en una farmacia. Me cobraban 990 pesetas. Yo sabía que estaban haciendo negocio a mi costa, pero qué iba a hacer".

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