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La esposa de Sajarov viaja hoy a Roma

Elena Bonner, de 62 años, esposa del científico disidente soviético Andrei Sajarov, viajara a mediodía de hoy a Roma en un vuelo de la compañía Alitalia, y de allí se trasladará a Siena para recibir tratamiento médico ocular. Posteriormente, viajará a Estados Unidos donde se someterá a una operación de corazón. La vida de Elena Bonner resume la trayectoria de la disidencia soviética, disuelta y confinada en la actualidad.La concesión del visado que permitiría a Elena Bonner abandonar la Unión Soviética fue anunciada semanas antes de la reunión celebrada en Ginebra entre el presidente de EE UU, Ronald Reagan, y el máximo dirigente soviético, Mijail Gorbachov, e interpretada por los observadores como "un gesto de buena voluntad" de Moscú con vistas a la cumbre.

Sin embargo, los familiares del matrimonio Sajarov que residen en Estados Unidos hicieron hincapié en que Elena Bonner había obtenido tal permiso después de una larga huelga de hambre mantenida por su esposo, el físico y disidente Andrei Sajarov, de 64 años.

Elena Bonner, de origen judeo-armenio, heredó los problemas con las autoridades soviéticas de su padre, antiguo dirigente revolucionario de Armenia fusilado en una de las purgas de Stalin, y de su madre, que pasó varios años en un campo de trabajo.

Padece glaucoma

Sin embargo, el glaucoma (enfermedad de los ojos) que padece y que se tratará en Siena (Italia) es consecuencia de una herida que recibió durante la II Guerra Mundial, en la que sirvió como enfermera.Elena contrajo matrimonio con Sajarov en 1970, el mismo año en que el famoso físico soviético creó el Comité de Defensa de los Derechos del Hombre, acto que le valió su alejamiento del privilegiado puesto que ocupaba entre la jerarquía científica de la URSS.

Con el impulso dado por los acuerdos de Helsinki a la lucha por el cumplimiento de los derechos humanos en la URSS, Elena Bonner se integró en el grupo moscovita de vigilantes de aquellos acuerdos.

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Sin integrarse en él, Sajarov apoyó a este grupo de disidentes, presidido por el también físico Yuri Orlov, condenado en 1978 a siete años en un campo de trabajo y a cinco de exilio interno en Siberia. Se teme que su vida corra peligro, ya que padeció tuberculosis durante varios años.

Los disidentes más señalados de la década de los setenta fueron dispersados mediante su confinamiento en campos de trabajo, proceso que culminó con la condena en enero de 1980 del famoso físico y premio Nobel Andrei Sajarov a confinamiento en la ciudad cerrada de Gorki.

Aunque Sajarov, por su prestigio científico, fue uno de los últimos disidentes represaliados, la condena no aminoró su rebeldía y mantuvo varias huelgas de hambre en defensa de sus compañeros y para que su esposa pudiera salir al extranjero y recibir tratamiento.

Hasta que fue condenada a cinco años de exilio interno, en 1984, Elena Bonner constituyó el contacto de Sajarov con el exterior, para lo cual viajaba frecuentemente de Gorki a Moscú, donde se reunía con la Prensa occidental.

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