El fotógrafo catalán Agustí Centelles murió ayer en Barcelona a los 76 años

El fotógrafo Agustí Centelles, que introdujo durante la guerra civil un nuevo concepto del periodismo gráfico, murió anoche en el hospital de la Esperanza de Barcelona a los 76 años, a causa de un linfoma. Centelles, que poseía un importantísimo archivo con más de 9.000 negativos sobre 5.000 temas, obtuvo en 1984 el Premio Nacional de Artes Plásticas. Hace algo más de un año realizó su última exposición, una muestra de 45 fotos en la galería barcelonesa Primer Plano.

Agustí Centelles se inició como reportero gráfico, influenciado por su afición al cine con una gran cámara Montessa al hombro, recorriendo los encuentros futbolísticos, las carreras ciclistas y otros acontecimientos deportivos. Desde los 17 años trabajó como asistente de fotógrafo y colaboró en las páginas del periódico barcelonés El Día Gráfico. En un partido de fútbol, precisamente, descubrió las ventajas de la Leica, que adoptó desde entonces. A partir de 1934 empezó a trabajar por su cuenta. Durante la guerra civil, Centelles estuvo en primera línea en una demostración práctica del nuevo concepto de periodismo gráfico del que puede considerarse precursor en España. Sus fotografías más famosas reflejan momentos de máxima tensión y violencia como un ataque a bayoneta, en Huesca, que captó con riesgo de su propia vida.Su cámara fue testigo directo de escenas de dolor y sangre, enfrentamientos urbanos, el cansancio de los combatientes, la espera y el desaliento. Sus fotografías son, hoy, documento histórico. "El periodismo gráfico que se hacía en aquella época me parecía muy pobre y limitado en comparación con el que se podía ver en la Prensa extranjera" explicaba Centelles, "los profesionales plantaban sus trípodes a la espera de que los personajes posaran. Mi idea era diferente. Prefería moverme y buscar la noticia".

Después de la guerra, Centelles sufrió el inevitable exilio que pasó en campos de concentración en los que recogió estremecedoras imágenes. Al regresar a España se dedicó a la fotografía industrial, profesión que ejerció hasta su jubilación, hace algo más de un año.

A pesar de haberse retirado, Centelles continuó trabajando en su archivo, que ha servido para ilustrar numerosos libros sobre la historia reciente de Cataluña. Centelles fue el único fotógrafo que se atrevió a salir a la calle el 19 de julio de 1936. "Ahora, si alguien quiere fotos de esa jornada histórica", declaró hace un año a este periódico, "debe recurrir a mis fondos".

Centelles se llevó su archivo al exilio en una vieja maleta de cuero que le siguió con grandes dificultades por los campos de concentración. Cuando en 1939 con siguió trabajo en Carcassonne se llevó la maleta y montó un pequeño laboratorio. En 1944 la Gestapo investigó las actividades de los españoles en Francia y Centelles pasó a Andorra. En esa ocasión dejó la maleta al cuidado de unos campesinos franceses Hasta 1976 no pudo recuperar su preciado archivo. El total del mismo, según declaró el fotógrafo hace un año, se entregará a alguna institución catalana.

Hoy precisamente se clausuraba en la exposición de Europalia en Hasselt (Bélgica) la muestra Aspectos de España, en la que figuraban muchas de las mejores fotos tomadas en España en el último siglo. Entre ellas se encuentra una célebre imagen de Centellés: unos milicianos utilizan dos caballos muertos como trinchera. La imagen fue tomada el 19 de julio de 1936 en Barcelona.