Argentina rechaza el 'plan Baker', y Colombia acepta sus términos para pagar la deuda
Argentina rechazó ayer prácticamente los términos del plan Baker como medio para pagar la deuda externa. Por el contrario, el presidente de Colombia, Belisario Betancur, declaró que este plan es un reconocimiento del derecho de los países latinoamericanos al desarrollo.
El ministro de Interior d e Argentina, Antonio Troccoli, experto economista, manifestó que su país no accederá "a abrir la economía, rebajar la protección arancelaria y liberar el tipo de cambio", como propone dicho plan. Troccoli aseguró que el Gobierno argentino está dispuesto "a afirmar, de todas formas, la producción nacional".Por otra parte, en Bogotá, el presidente colombiano manifestó que "el anuncio del plan Baker se constituyó en una buena noticia para Latinoamérica". Betancur realizó estas declaraciones en una entrevista con el gobernador del Banco de Inglaterra, Robin Leigh Pamberton, que se encuentra de visita oficial en Colombia.
Un paso constructivo
El mandatario colombiano consideró el plan como "un paso constructivo en la dirección correcta, pero criticable por la insuficiencia de recursos", al tiempo que demandó el fortalecimiento de los bancos internacionales de fomento.Asimismo, en Caracas, fuentes diplomáticas aseguraron que existe consenso en el Sistema Económico Latinoamericano (SELA) -cuyas sesiones se realizan a puerta cerrada- para comprender el problema de la deuda exterior no sólo como una cuestión económica, sino corno un problema de tipo político.
Esta posición difiere de la asumida por el viceministro de Costa Rica, Luis Alberto Chocano, partidario de que el SELA debe volver "a su objetivo inicial de foro promotor de la integración y la cooperación regional". Chocano declaró el pasado miércoles, en el discurso de la inauguración de la conferencia, que el SELA "se ha convertido en un foro crecientemente político".
El ministro de Hacienda venezolano, Manuel Azpurua, afirmó que la clausura de contingencia aceptada por la banca acreedora establece que, debido a una situación financiera o natural imprevista, las partes deberán reunirse en sesiones de trabajo sin límites de tiempo para redefinir la negociación.
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