Casi todos los años se caen artefactos de aviones militares
Los desprendimientos de materiales de los cazas no constituyen hechos muy extraños entre los pilotos militares, según aseguraron ayer varios miembros del Ejército del Aire. Éste es uno de los principales motivos por los que los aviones militares evitan sobrevolar zonas pobladas. Igualmente, las normas de seguridad estipulan que, en las maniobras de acercamiento a los campos de tiro, los seguros de enganche de las cargas no deben ser quitados hasta que los aviones se encuentren muy cerca del blanco.En los últimos años, en España se han conocido públicamente varios desprendimientos de material militar desde aviones. El más grave lo protagonizó en 1966 un avión del Ejército del Aire de EE UU (USAF), cuando en el término de Palomares (Almería) cayeron cuatro bombas de hidrógeno: tres en tierra y una en el mar. Dos artefactos liberaron Uranio 235 y Plutonio 239 altamente radiactivos.
Entre otros, en los últimos años también se registraron los siguientes accidentes, todos ellos en las inmediaciones del polígono de tiro de las Bardenas Reales (Navarra):
En 1978, un F-5 perdió 16 cohetes, sin causar ningún daño material en la zona. En 1979 se encontraron cerca de la localidad de Murillo el Fruto (Navarra) proyectiles usados por la aviación americana en sus prácticas de tiro.
En junio de 1984, y siempre cerca del citado campo, se estrelló un caza norteamericano del que se desprendió un contenedor de combustible altamente tóxico, sin que aparentemente originara daños posteriores. En julio de este mismo año, se produjeron dos accidentes en aviones españoles que perdieron, respectivamente, un contenedor vacío que no provocó daños y una bomba de humo que originó un incendio en la localidad de Concud (Teruel).
El avión que ayer protagonizó el incidente en Moratalaz es uno de los 36 aviones F-4 Phantom del Ejército del Aire, los cazabombarderos supersónicos más viejos que existen en España. La mayoría de enos, construidos por MeDonnell Douglas -la constructora de los F-18 del programa FACA-, llegaron a España a comienzos de los sesenta y han integrado principalmente el Ala 14 de la base de Torrejón. Son bimotores y adecuados para el ataque a tierra con bombas y misiles, y también pueden portar misiles aire-aire.
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