La formidable 'suite' de Fernández Blanco
El leonés Evaristo Fernández Blanco, uno de los últimos testigos de la generacíón de 1927, cuenta 83 años y, sin embargo, es capaz de escribir con dominio y gran sentido de la belleza obras como la Suite de danzas antiguas, un encargo de Radio Nacional estrenado con casi tres años de retraso , por la Sinfónica de RTVE, en su último concierto, bajo la dirección de Enrique García Asensio, y en el que intervino como solista Guillermo González, el pianista canario del que recientemente escribíamos algo de lo que merecen sus dotes, su sensibilidad y su técnica, tanto aplicadas a ¡a música de Mozart, como en esta ocasión, como a la de otros autores de distinto signo.Como cuando se dio a conocer la Obertura dramática, de Fernández Blanco -que ha sufrido olvidos e injusticias de casi todos, tirios y troyanos-, la respuesta del público a la Suite fue entusiasta y el compositor debió saludar repetidas veces desde su localidad a un público que le aplaudía con calor.
Orquesta Sinfónica de RTVE
Director: Enrique García Asensio. Solista: Guillermo González. Obras de Fernández Blanco, Mozart y Rachmaninoff. Teatro Real. Madrid, 31 de octubre.
Ante una partitura como la Suite pueden resultar desorientadores los comentarios del programa, insistentes sobre un supuesto schoenbergismo de Fernández Blanco que ni en ésta ni en ninguna otra de sus partituras aparece por ninguna parte. Que el autor se ínteresase por todo e hiciera el viaje de estudios a Alemania (fue discípulo de Schreker), y no a París, como la mayoría, sólo nos habla de la inquietud por "saber lo que se hace" y de la voluntad por alcanzar una libertad expresiva de libre decisión y no aparentarla desde un desconocimiento de los problemas y soluciones de su tiempo.
Si esto era así en los años jóvenes (Trío, Danzas leonesas), con mayor razón ha de ser cuando el artista se siente "de vuelta" y decíde seguir, como decía Falla, "su gusto y sus tendencias" para convertirse en "clásico de sí mismo", momento que define la máxima madurez de un creador.
Impacto sobre la sensibilidad
A través de un bellísimo y original Fandango, un minué a la francesa, como sugiere la denominación, una pavana -elegante de línea, graciosa de andadura-, una gavota en la que se alían los valores rítmicos y los expresivos de muy hondo lirismo y un saltarello final, vivacísimo de aliento, ágil en su continuidad, cristalino en su textura, Fernández Blanco hace, y muy bien, música bella y bien estructurada, de directo impacto sobre la sensibilidad. Música -volvemos a Falla- para ser sentida antes que entendida, dirigida a la inmensa mayoría y no a la reducida minoría.Celebremos el éxito de Fernández Blanco y rindámosle el testimonio de admiración que merece junto a los pocos viejos maestros que nos quedan: Mompou, los Halffter, Rodrigo, Valls, Bal y Gay y cuantos han dado su adiós a la octava década de su existencia. Pocas dedicatorias estimo tanto como la de esta obra, que tiene tanto de testimonio como de vida, a más de valer por un acto de justicia y reparación.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.