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La detención de un joven heroinómano aquejado de SIDA crea un problema sanitario y judicial

La detención de Eliseo Borja Gabarri, Cuquito, joven heroinómano de 16 años, de raza gitana, al que el pasado verano se le detectó el SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), ha creado un complejo problema sanitario y judicial. Detenido hace dos semanas por robo con intimidación, fue internado el lunes en el centro penitenciario de Burgos tras un peregrinaje por comisaría, prisión y hospitales de la ciudad, sin que nadie, al parecer, según la Asociación Gitana, sepa qué hacer.

En estos momentos el joven drogadicto que, según los médicos y la Asociación Gitana, necesita tratamiento de deshabituación de la heroina, se encuentra internado en una zona de la enfermería de la prisión, aislado totalmente del resto de los internos salvo de un joven apodado El Pirata, detenido junto a Cuquito y que, según el director de la prisión, puede tener también el SIDA por haberse pinchado con la misma aguja que su compañero. Pese a que se han aplicado las medidas sanitarias más estrictas, el director de la prisión, Martiniano Martín, ha solicitado, en evitación de problemas, que los dos jóvenes sean trasladados al Hospital General Penitenciario, en Madrid, para su tratamiento."El chico está aislado y, según el informe médico, no hay problemas de contagio si se siguen una serie de medidas profilácticas, pero se trata de una enfermedad rara, que da un cierto miedo, y podría sembrar la alarma entre los reclusos", señala el director de la cárcel.

Aparte de esta solución, la Asociación Gitana, a través del senador socialista Octavio Granada, presidente de la comisión del Senado. para la lucha contra la droga, esta intentando localizar un centro donde Cuquito pueda ser tratado de su drogadicción, bien sea en un centro específico -lo que parece improbable, ya que no admiten afectados de SIDA-, bien en un centro especializado en esta enfermedad.

"Escaqueo general"

El caso de Cuquito era definido a este periódico por Fermín González, responsable del área de juventud de la Asociación Gitana, como "una historia de escaqueo general" a causa del fantasma del SIDA que hace "que nadie sepa cómo actuar en casos especiales como éste".El peregrinaje de Elíseo empezó hace dos semanas, cuando fue detenido por robo con intimidación. En comisaría, donde fue reconocido por nueve personas como autor de otros tantos atracos, fue tratado por el forense del síndrome de abstinencia y, posteriormente, a causa de estar afectado por el SIDA, conducido al Hospital Provincial, donde no fue admitido por no contar el centro con medios para el tratamiento de esta enfermedad. Por ello, fue trasladado a la residencia de la Seguridad Social, donde también se denegó el ingreso. Al día siguiente Elíseo ingresaba en prisión, donde, al exponer su enfermedad, sembró una cierta alarma en el personal médico y la dirección. A las pocas horas el chaval era puesto en la calle en libertad provisional sin fianza pero, dos días después, el juez encargado del caso decretó su ingreso en el hospital de la Seguridad

Social para que se le sometiese a tratamiento.

Tras permanecer cuatro días ingresado, con vigilancia policial y sin recibir visitas, el director médico solicitó al juez la salida del centro del muchacho, al que se había dado el alta, dado que, según el criterio médico, el estado de salud de Eliseo no requiere hospitalización en estos momentos, sino una cura de deshabituación. Y Cuquito volvió a ingresar el lunes en prisión.

Elíseo Borja, el mayor de cuatro hermanos que viven junto a sus padres en las viviendas prefabricadas de la comunidad San Amaro, habitados únicamente por gitanos, es recordado por Juan Carlos Poza, asistente social de la Asociación Gitana, como un muchacho sumamente inteligente, alegre y vital, hasta hace poco más de un año en que comienza su adicción a la heroína.

Tras una época de pequeños hurtos para conseguir su dosis, Cuquito fue enviado al centro que la asociación El Patriarca tiene en Lugo, experiencia que resulta muy positiva para él. Cuando cayó enfermo, su familia lo trasladó a Burgos, donde permaneció ingresado una larga temporada, y se le detectó, el pasado verano, el SIDA.

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