Los buitres y la donación de órganos
Soy médico y deseo contestar las quejas de Felipe Orea, que remitió una carta quejándose de la manera como se le planteó la posible donación de órganos de una hija fallecida, y situar tal vez la indignidad en otros protagonistas del hecho que relata.Desconozco cómo se produjeron los acontecimientos y si hubo una falta de delicadeza en la forma de petición de los órganos, pero creo necesario exponer dos cosas: que, desgraciadamente, cuando se solicitan órganos para trasplantes siempre hay unos familiares con el lógico y respetable dolor de la pérdida acontecida, y que los médicos, sensibilizados por el trato con seres humanos que esperan el transplante como única posibilidad para sobrevivir, nos vemos obligados a realizar peticiones nada agradables.
Finalmente, sólo deseo que el señor Orea nunca tenga necesidad para sí mismo ni para sus seres más queridos de un trasplante, pues entonces podría darse cuenta de que la indignidad, la inmoralidad y los abusos, están en quienes niegan, tal vez como buitres, la posibilidad de vivir a otros.-
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.