Absuelto en Barcelona un curandero por ser considerado solo "un charlatán"

La Sección Segunda de la Audiencia de Barcelona ha dictado sew tencia absolutoria para Francisco Pérez Arrabales, un curandero que durante dos años vendió en Mataró (Barcelona) unos productos con supuesta eficacia para distintas enfermedades. El tribunal considera que sus actividades no constituyen una estafa, tampoco una usurpación de funciones ni un delito contra la salud pública, acusaciones sostenidas por el fiscal y el letrado que ejerció la acusación particular. El procesado "no pasaba de ser un vulgar charlatán como los comerciantes de antiguas ferias", argumenta la sentencia.

En opinión de los magistrados, Pérez Arrabales no estafaba con la venta de las fórmulas Framper, nombre comercial de tres lociones y una pomada, porque no existió el principal elemento característico de este delito, el engaño. La sentencia detalla que el curandero no desarrollaba una "maliciosa actividad" en la producción y distribución de sus presuntos remedios porque la naturalez a de éstos no podía llevar a engaño. En este sentido, el dictamen subraya que "los vulgares cosméticos no podían inducir a error a terceras personas sobre sus virtudes terapéuticas, curadoras de enfermedades como el cáncer, dolores en las articulaciones o su efectividad para recuperar el cabello".

El precio, insignificante

El precio de los frascos Framper, comercializados a 2.000 pesetas cada uno, ha sido considerado por el tribunal como insignificante. Sin embargo, tanto los demandantes de Pérez Arrabales como los testigos que declararon en la vista oral señalaron que sus desembolsos fueron elevados, puesto que el tra.tamiento se prolongaba. durante meses. El citado curandero, afirmaron, precisaba que eran necesarías frecuentes aplicaciones, por lo que los botes se acababan rápidamente. Por este motivo, dos de sus clientes llegaron a gastar 250.000 pesetas en la adquisición de los citados productos.La sentencia apunta que las actividades de este curandero no podían ser tomadas en serio por ninguna persona. "Ni siquiera para el cliente más crédulo o para el de más bajo nivel cultural el procesado no pasaba de ser un vulgar charlatán como los comerciantes de antiguas ferias", argumenta a este respecto.

Tanto la acusación particular, ejercida por el letrado Mario Gómez Arias, como el ministerio público sostuvieron en sus calificaciones la existencia de un delito contra la salud pública debido a la composición de las fórmulas Framper.

La sala ha absuelto a Pérez Arrabales de esta acusación fundamentándose en las características de los productos. Así, la sentencia especifica que, al tratarse de vulgares pomadas o cosméticos, no se atenta contra la salud pública, situación que sólo se produce con la alteración o manipulación de compuestos medicamentosos.

Durante la vista oral, el pasado lunes día 14, algunos testigos aseguraron que el procesado se hacía pasar por médico. El curandero les recibía en su consulta, situada en la avenida de América, de Mataró, con bata blanca y manipulaba un microscopio, según afirmaciones de varios perjudicados.

Asimismo, Pérez Arrabales indicaba a sus clientes que debían suspender otros tratamientos medícamentosos. Respecto a este punto, la sala no ha estimado un delito de usurpación de funciones. En opinión del tribunal, el hecho de que atendiese a sus clientes con una indumentaria parecida a la utilizada por los profesionales de la medicina no constituye el delito antes citado.