El Pentágono discrepa del reticente estudio del Congreso sobre la defensa estratégica
El Departamento de Defensa de EE UU ha rechazado la advertencia del informe del Congreso de que la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI) del presidente Ronald Reagan incrementará el riesgo de guerra nuclear. El Pentágono asegura que no desplegará ninguna defensa antimisiles hasta comprobar que la defensa será más barata que el ataque y que con ello contribuirá a la estabilidad militar al imposibilitar al enemigo obtener ventajas con una agresión por sorpresa.
El Pentágono también discrepa de la conclusión del estudio de que la Administración parece tener objetivos limitados para este sistema, como por ejemplo el dar prioridad a la protección de los silos nucleares. "El objetivo de nuestra investigación no es y no puede ser proteger simplemente del ataque nuestras fuerzas de respuesta", dice.El informe de la Oficina de Tecnología del Congreso concluía que el desarrollo de un escudo protector de un ataque nuclear para casi todas las ciudades norteamericanas y silos de misiles "no parece factible". Según el informe, el despliegue de un sistema imperfecto por una de las partes alentaría a la otra a realizar un primer ataque. Tras destruir una parte de los misiles enemigos, el atacante tendría más seguridad de que su propio escudo serviría para protegerle de la disminuida represalia.
El Pentágono busca "una defensa totalmente fiable". "Una defensa perfecta no será necesaria para incrementar sustancialmente la disuasión y asegurar la supervivencia de la población. Una defensa efectiva contra misiles balísticos incrementará en gran medida la incertidumbre del atacante sobre si sus armas traspasarán las defensas. Un agresor potencial considerará menos un ataque si no está seguro de sus resultados".
La carestía del sistema
La aseveración del informe de que "no parece muy probable" que las armas para derribar misiles sean más baratas que las ofensivas es admitida en parte por el Pentágono, aunque éste sostiene "que las nuevas tecnologías defensivas pueden cambiar la ecuación".Este debate se produce a escasas horas de que el presidente Reagan reciba al ministro de Asuntos Exteriores soviético, Edvard Shevardnadze. Reagan fue informado ayer por su consejero de seguridad nacional, Robert McFarlane, del contenido de las conversaciones mantenidas el miércoles por Shevardnadze con su colega norteamericano, George Shultz.
Al concluir la entrevista entre ambos ministros de Exteriores -mantenida "a un nivel de decibelios considerablemente más bajo" que anteriores encuentros soviético-norteamericanos de este mismo tipo, según fuentes estadounidenses-, Shultz manifestó: "Hemos estado de acuerdo en que estamos buscando puntos de contacto en nuestras posiciones y áreas de comprensión mutua. No alcanzamos ningún acuerdo sobre cuestiones relativas al control de armamentos". Shultz dijo que "no hubo ninguna propuesta nueva sobre la mesa", lo que hace pensar que Shevardnadze no adelantó, al menos oficialmente, la oferta de reducción de armamentos que hoy piensa presentar a Reagan a cambio de la congelación de la guerra de las galaxias.
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