El dólar: una acción eficaz

El dólar ha caído violentamente el 23 de septiembre, perdiendo 55 céntimos en París y cotizándose a 8,25 francos. Después del comunicado sorpresa de los ministerios de Hacienda de los cinco países más industrializados, reunidos la víspera en Nueva York, que han declarado querer hacer bajar la moneda americana, los operadores han vendido esta última en masa.¿Qué ha pasado en Nueva York? Se ha ironizado suficientemente en estas páginas sobre la ineficacia y la inutilidad de las cumbres de todo género para que esta vez se permita abrir los oídos, y esto por una serie de razones.

En la escala de naciones, como en la de los individuos, las decisiones son tomadas a menudo bajo amenaza y presión. Ahora bien, en la hora actual la situación es tan explosiva, que la concertación se ha hecho inevitable. (...)

En principio, la supervaloración del dólar, del 15% al 30%, se estima, es reconocida por primera vez por los grandes países industrializados, simplemente porque está creciendo una tensión intolerable entre Estados Unidos y sus socios. Se hace cada vez más difícil para el presidente Reagan contener al Congreso en la pendiente irresistible del proteccionismo. El monstruoso déficit comercial de Estados Unidos, debido en parte a esta supervaloración, daña a su industria y a su agricultura, y los parlamentarios de Washington no son diferentes de los de otros países.

Si estalla la guerra comercial, nadie sabe hasta dónde llegarán las hostilidades, y los socios del gigante americano, sobre todo Japón, lo saben bien. Además, y este punto es capital, la Casa Blanca, pese a su oposición visceral y tradicional a toda intervención en los mercados de cambios, salvo en caso de desórdenes, parece dispuesta a contribuir a la baja del dólar. ¿Cómo? Es lo que no se dice en el comunicado, pero de ello se ha hablado durante toda la jornada, ha declarado el representante francés, Beregovoy.

Los mercados de cambios han captado la advertencia clara y netamente, como se ha visto. Además, y el dossier es todavía más explosivo, la situación de los países endeudados se degrada rápidamente, ya sea en África o en América Latina. La baja inevitable de los precios del petróleo destruye literalmente la economía de México y de Nigeria, mientras que el Fondo Monetario Internacional está acusado, debido a sus exigencias a corto plazo, de llevar a la desesperación y a la ruina a Argentina y Brasil, por no hablar de Perú y Bolivia. Un estudio reciente a este respecto de la banca interamericana de desarrollo es implacable.

Pocos días antes de la apertura de la sesión anual del Fondo en Seúl, los cinco grandes países industrializados, cuyos bancos comerciales temen cada día más por sus créditos, saben que van a ser atacados y se preocupan. (...)

Seguramente, la reunión sorpresa de Nueva York no solucione nada en lo inmediato, salvo los medios técnicos para hacer bajar el dólar: es lo más fácil. Pero la situación se ha hecho tan grave y los temores de contagio demasiado vivos para que se pueda contentar, una vez más, con no hacer nada.

24 de septiembre.