Libia considera que existe una lucha por la sucesión de Burguiba al frente de Túnez
Los últimos nombramientos efectuados en Túnez, entre los que destaca el del ex gobernador de Monastir, el ingeniero de caminos Mansur Skiri, como ministro-director del Gabinete presidencial, han sido interpretado por Libia como un intento de situar en el equipo del presidente Habib Burguiba a hombres de confianza del actual primer ministro, Mohamed Mzali, uno de los más firmes candidatos para la sustitución del jefe del Estado tunecino, que el pasado mes de agosto cumplió 83 años.
El régimen de Trípoli anunció el lunes, a través de la agencia oficial de noticias Jana, que se estaban produciendo luchas internas para ocupar el poder en Túnez e informó que peligra el estado de salud del presidente Burguiba, hasta el punto de situarle "en estado de agonía". [Ayer, coincidiendo con estas informaciones sobre la salud de Burguiba, cuatro aviones militares libios violaron el espacio aéreo tunecino, según informaciones de la agencia oficial de informaciones de Túnez, TAP, recogidas por la agencia Efe.]La noticia difundida por Jana y fechada en Trípoli sobre un supuesto estado crítico de la salud del combatiente supremo no ofrecía ayer visos de verosimilitud para los expertos occidentales de la zona, ya que el presidente de la República tunecina ha desarrollado el pasado fin de semana una importante actividad política, de la que ha dado testimonio, escrito y gráfico, el periódico L'Action, órgano del oficialista Partido Socialista Desturiano (PSD).
Burguiba recibió en las últimas horas el "apoyo incondicional" de Francia en el contencioso que mantiene con el régimen de Trípoli tras la expulsión, por parte de las autoridades libias, de 30.517 trabajadores tunecinos desde el pasado mes de agosto (los 45 últimos lo fueron el viernes pasado), lo que ha provocado una situación de hostilidad abierta entre ambos países, que incluye la concentración de tropas libias en la frontera, y la solidaridad de Estados Unidos, Francia y Argelia con Túnez.
La solidaridad francesa, que ha sido recibida en Túnez como una prueba más de "una amistad muy antigua y muy profunda", ha quedado patente con la visita que han realizado a la capital tunecina el pasado fin de semana el ministro francés de Asuntos Exteriores, Roland Dumas, y el secretario general del Partido Socialista Francés (PSF), Lionel Jospin.
Burguiba, con sus habituales gafas oscuras, apareció en la televisión y en fotografías en las primeras páginas de los periódicos, ágil y sin presentar síntomas de deterioro de salud, saludando a sus invitados franceses en audiencias distintas que tuvieron como escenario su palacio residencial de Cartago, al norte de la capital tunecina.
Sin embargo, al margen de la salud de Burguiba, lo apuntado por Jana sobre posibles luchas por el poder en Túnez es un hecho real y hasta cierto punto palpable en este pequeño país del gran Magreb. Desde hace algún tiempo, el primer ministro, Mzali, de 59 años -cuya esposa, Fathia Moktar, es también miembro de su Gabinete-, viene desarrollando una importante carrera hacia el poder, hasta estar considerado de facto como el segundo hombre del país.
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