El frente saharaui había secuestrado y liberado hace tiempo al hijo del contramaestre muerto
Socorro Hernández Acosta, viuda del contramaestre fallecido en el ataque al pesquero El junquito, manifestó llena de dolor, después de conocer la noticia que "lo presentía". "Yo me imaginé desde el primer momento que el muerto podía ser mi marido porque era el más viejo de todos". Antes de saber que era su marido, Guillermo Batista, el miembro de la tripulación que resultó muerto, Socorro Hernández se había declarado "agradecida al Frente Polisario porque ya me devolvió hace cinco años sanos y salvos a mi hijo Guillermo y a mi sobrino Isidro, que fueron capturados a raíz del apresamiento del Costa de Terranova".
"Ahora sólo resta esperar para ver a quién le toca la lotería", comentó ese mismo día la viuda del contramaestre infortunado.
Guillermo Batista, de 63 años de edad, natural de la isla de Fuerteventura, nació para el mar. Desde los 14 años ya se dedicaba a la pesca. Tenía seis hijos, tres varones y tres hembras. Su domicilio en Las Palmas, ciudad a la que llegó hace 15 años, situado en la calle Real del Castillo, registraba ayer escenas de gran dramatismo. El armador de El junquito, Pedro Morales, quedó "deshecho" tras conocer el nombre del tripulante muerto. En el domicilio del armador se informó a este periódico que la triste noticia había caído como un "mazazo". "Queríamos a Batista como a alguien más de la familia".
"Era un buen profesional", indicó una fuente de la familia Morales. El armador tenía un hijo entre la tripulación, el cocinero, Antonio Morales. Los restantes tripulantes son: Marcos Blas, patrón del barco; Jacinto Rodríguez, mecánico, y los marineros Fermín Toledo, Francisco Santana y Francisco Rodríguez. Guillermo Batista comenzó a trabajar con el citado propietario de barcos hace unos 17 años. El pasado mes de agosto el matrimonio había cumplido su 39 aniversario de boda.
Otro ametrallamiento
Además de El junquito, otro pesquero, El Graciosa, sufrió con escaso intervalo de tiempo un ataque de los guerrilleros del Polisario. El Graciosa fue ametrallado poco después de que los disparos efectuados desde las costas del antiguo Sáhara español contra El junquito hundieran prácticamente la embarcación, según declaró el patrón de El Graciosa, Antonio Fernández Sepúlveda, al diario canario Canarias 7.
Fernández Sepúlveda añadió que El junquito, iba a pasar la noche con ellos fuera de las 12 millas de la zona de seguridad, operación que realizan habitualmente por temor a los ataques. Sin embargo, la tripulación de este barco se retrasó en retirar sus aparejos de pesca.
"Íbamos hacia afuera -señaló el patrón de El Graciosa-, cuando. oímos un ruido extraño, como el de una lancha zodiac. Poco después nos sorprendió una explosión que destruyó en pocos momentos El junquito. Los marineros de El Graciosa pudieron ver un estallido final de alguna bombona de gas". A pesar de los disparos efectuados contra El Graciosa, la embarcación no sufrió ningún impacto.
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