El presidente brasileño pronuncia un discurso contra "el injusto orden económico mundial"

El presidente de Brasil, José Sarney, abrió ayer la 40ª Asamblea General de las Naciones Unidas con un discurso sin concesiones contra "el injusto orden económico mundial". Sarney pidió a la comunidad internacional que se una a Latinoamérica para buscar una solución al problema de la deuda exterior, "porque la actual situación es injusta". La recién inaugurada Asamblea General promete convertirse en un foro de denuncia de los problemas de la deuda externa del continente americano, y algunos países industrializados ya comienzan a dar muestras de preocupación.

José Sarney, al abrir el debate general de la 40ª Asamblea General, como ha venido haciendo Brasil desde hace 40 años, describió en crudos términos el problema económico que afecta con virulencia al Tercer Mundo: "Particularmente en América Latina, que se encuentra aplastada por el enorme peso de su deuda externa".El presidente, que resaltó el retorno de su país a la democracia y el compromiso de defender en Brasil y en el mundo los derechos humanos, analizó las consecuencias de la deuda exterior para la región, que, añadió, tiene repercusiones internas, como recesión, desempleo, inflación y aumento de la pobreza y la violencia.

Tras analizar el panorama de la economía internacional que sume a Latinoamérica en una crisis aún mayor que al resto de los continentes -con alza de los intereses, caída de los precios de los bienes que exporta la región y restricciones comerciales de los países industrializados a -sus productos-, Sarney sostuvo: "Nos encontramos ante una crisis comparable a la que asoló a las economías de mercado en los años treinta".

El mandatario brasileño alertó sobre las consecuencias de esta situación, que "debilita el poder civil y convierte la crisis social en explosiva, amenaza las instituciones y, como consecuencia, constituye una amenaza a las estructuras democráticas". El presidente señaló: "Nuestra tradición es honrar nuestros compromisos exteriores, pero tenemos la obligación de alertar al mundo del hecho de que el escenario actual debe ser reexaminado, debe ser reestructurado, porque es injusto".

Ámbito de denuncia

La actual Asamablea de las Naciones Unidas va a servir para que los países latinoamericanos denuncien decididamente la crítica situación derivada de su deuda externa. Además del presidente de Brasil, los de Perú, Uruguay, Panamá y Venezuela y los ministros de Exteriores de Mézxico, Argentina, Colombia y Cuba, entre otros, han prometido abordar con dureza la situación sin salida que representa para la región el agobiente endeudamiento y las limitaciones al comercio de sus productos.A eso se añade el clima de expectación que ha generado en medios diplomáticos y financieros la eventual reacción de México, hasta ahora el único país que ha completado la renegociación de su deuda, tras el terremoto que han asolado su capital, la previsible baja del precio del petróleo y la discutida decisión del Fondo Monetario Internacional de suspenderle los créditos por incumplimiento del programa de austeridad recomendado.