Botha asegura que las presiones retrasarán la reforma
ENVIADO ESPECIAL El presidente surafricano, Pieter W. Botha, ha calificado las limitadas sanciones económicas contra Suráfrica, anunciadas en Washington por el presidente Ronald Reagan, de "punitivas" y ha añadido que esta decisión retrasará el proceso de "reforma pacífica" en Suráfrica.
La reacción del jefe del Estado surafricano fue leída por el presentador del telediario de las siete de la tarde, el más importante del país, poco después de que la noticia fuera anunciada por el corresponsal de la televisión surafricana en la capital estadounidense. En ningún momento la televisión surafricana dio imágenes de la conferencia de prensa del presidente Reagan y el corresponsal se limitó a leer una transcripción de las declaraciones del presidente norteamericano.
En su declaración, Botha lamentó las medidas decididas por el primer mandatario norteamericano, quien, dijo, se había dejado "influir por el Congreso". El presidente surafricano manifestó que las sanciones destruirían puestos de trabajo, "ya que no seleccionan a sus víctimas". Para Botha, la decisión de Reagan es doblemente lamentable porque se produce cuando el Gobierno surafricano acababa de anunciar su intención de seguir adelante con un programa de reformas en el que se incluye "el rechazo de la dominación de cualquier grupo racial por otro, así como la participación de todos los grupos en los más altos niveles de decisión política".
La declaración de Botha se produjo pocas horas después de que el Gobierno de, Pretoria hiciese público un comunicado en el que advertía que "la adopción de sanciones, aunque fueran suaves, provocaría la pobreza, la miseria, el hambre e incluso la muerte de un sinnúmero de africanos inocentes". El comunicado pedía congresistas norteamericanos que consideraran su "culpabilidad moral" por las desgracias que su decisión podría causar en el África austral. Tanto la reacción de Botha como el comunicado gubernamental hicieron especial énfasis en los males que las sanciones acarrearían a todos los países de la zona, en una clara alusión a la interdependencia de las economías del Africa austral.
Aunque la decisión de Reagan no ha causado sorpresa en el país, observadores políticos comentaban ayer que la imposición de sanciones a Suráfrica, aunque éstas sean limitadas, contribuiría a aumentar las presiones cerca del Gobierno, por parte de los círculos económicos e industriales surafricanos, para que éste trate de encontrar una solución inmediata a los graves problemas que afectan al país.
Por su parte, y como prueba de la radicalización diaria de posiciones que se registra en Suráfrica, el ministro principal de Kwazulu y líder de la población zulú, jefe Gatsha Buthelezi, ha manifestado que le sería imposible, "contener a las fuerzas revolucionarias del país si los blancos seguían mostrándose reacios al cambio". "Si los blancos piensan .que se pueden refugiar bajo las faldas de Inkhata, están muy equivocados", declaró Buthelezi en un discurso ayer ante la Cámara de Industria de la provincia de Natal. Inkhata es la organización política fundada por Buthelezi, que agrupa, según el jefe zulú, a un millón de afiliados, principalmente de esa tribu.
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