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El capitán de un barco griego justifica haber lanzado a 11 polizones negros a los tiburones

El capitán de un barco mercante griego acusado de haber lanzado al mar, infestado de tiburones, a 11 polizones africanos hace 18 meses declaró en el juicio en Atenas estar seguro de "no haber cometido ninguna injusticia y de haber cumplido mi deber en forma justa y responsable". El Tribunal del Pireo, en Atenas, deberá emitir esta semana su veredicto contra Antonis Plytzonopoulos, ahora conocido en Grecia como el capitán del oprobio.

Plytzoinopoulos, que es considerado el único responsable del crimen colectivo, fue acusado por sus compañeros de haberse comportado "como una fiera" con los africanos que viajaban clandestinamente en el carguero Garifalia. Los polizones fueron descubiertos y arrojados al océano Indico, frente a Somalia, el 17 de marzo de 1984. "El capitán dio muestras de un salvajismo inaudito. No había razón para golpearles antes de lanzarles al mar lleno de tiburones", dijo uno de los tripulantes, que fue testigo de cargo.El acusado dijo que no sabía si había tiburones en esas aguas, pero restó importancia al hecho asegurando que "los tiburones no atacan a los negros porque ellos segregan un olor muy particular". El juez hizo constar que los tiburones atacan cuando sienten el olor de la sangre humana, sin discriminar por el color del individuo.

Otros capitanes que han testificado en defensa de Plytzonopoulos han justificado su conducta diciendo que "enfrentados a un motín de pasajeros clandestinos, nosotros habríamos hecho lo mismo". La tesis, esgrimida por la defensa, del presunto motín de los polizones ha sido rechazada por todos los testigos.

Plytzonopoulos justificó su decisión de echar a los polizones al agua diciendo que ellos podían tener enfermedades contagiosas. "¿Cómo podrían mis hombres, a su regreso a Grecia, abrazar y besar a sus esposas e hijos?", preguntó.

Todos los testigos describieron con.detalle las escenas de violencia a bordo del barco cuando el capitán golpeó a los polizones. Él negó las acusaciones, aunque admitió haber dado algunas bofetadas a uno o dos "especialmente amenazantes". "Actué así porque parece que los negros no comprenden más que cuando se les aporrea la cabeza", comentó.

El capitán asumió la total responsabilidad de la acción y confesó haber actuado "algo impulsivamente".

Los testigos dijeron que en un momento varios polizones adolescentes se arrodillaron y suplicaron al capitán que no los lanzara al mar, diciendo: "¿Por qué debemos morir tan jóvenes?".

Después de echarles al agua, el capitán se limitó a lanzarles barriles y tablas, de los cuales había hecho borrar previamente el nombre del barco. "Quería hacer desaparecer todas las pruebas", acusaron los testigos.

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