El nuevo pirinier núnistro egipcio intentará resolver la crisis económica
El presidente egipcio, Heisni Mubarak, nombró el miércoles, a última hora, al economista Alí Lutfi jefe del Gobierno para encarar la crisis económica que atraviesa el país e inspirar confianza a sus deudores, con los que espera poder renegociar su deuda externa, opinan los observadores. Anoche, Lufti nombró a ocho nuevos ministros, pero siguen en sus puestos los de Exteriores, Defensa, Planificación Económica y Agricultura.
Lutfi, de 49 años, sucede al frente del Ejecutivo a Karnal Hassan Alí, general de 63 años. Este último desempeñó sucesivamente, en tiempos del asesinado presidente Anuar el Sadat, las carteras de Defensa y Asuntos Exteriores, y dirigía el Gobierno desde hace 14 meses.Gravemente herido durante la Guerra de los Seis Días, Hassan Alí, que renunció en la primavera de 1983 a efectuar un viaje a España por temor a un atentado palestino, padecía problemas de salud que le obligaban a someterse con reguilaridad a chequeos en EE UU y deseaba desde hace tiempo abandonar el cargo que asumía.
El nuevo primer ministro, catedrático de economía de profesión, tiene una larga trayectoria en puestos relacionados con la política económica egipcia que culminó en 1978 con su nombramiento como ministro de Hacienda. Actualmente ocupaba un escaño en el Senadoy, sobre todo, encabezaba el comité de Asuntos Económicos y Financieros del Partido Nacional Demócrata, en el poder.
Preguntado por la Prensa sobre las modificaciones que aportaría a la política económica del anterior Gabinete, Lutfi. rehusó contestar porque, alegó, "no voy a decidir solo". "Hay", añadió, un presidente, un partido en el poder y un Parlamento, y tenemos que pensar todos, juntos ... ) y trabajar en grupo".
El nuevo jefe de Gobierno prometió, no obstante, "inyectar sangre nueva" en el Ejecutivo, cuya composición dará a conocer el próximo fin de semana y que, permanecerá probablemente en funciones hasta 1987 cuando finalice el mandato de seis años del presidente Mubarak.
Además de intentar frenar el auge del integrismo Islárnico, la tarea prioritaria del Lutfi consistirá en enderezar la situación económica que atraviesa Egipto, cuya gravedad ha quedado puesta de manifiesto por su reciente petición de renegociar el pago de su deuda externa.
El Fondo Monetario Internacional, con el que estuvieron discutiendo en agosto, en Washington, el ministro de Hacienda y el gobernador del Banco Central egipcio, evalúa el monto de la deuda con sus países miembros en 31.000 millones de dólares, a los que hay que añadir otros 4.000 millones de créditos concedidos por la URSS.
Sólo los intereses de la deuda, más de 3.000 millones de dólares al año, representan el 35% de los ingresos anuales en divisas de Egipto obtenidos gracias a las remesas de los emigrantes asentados en el golfo Pérsico, los derechos de peaje por la utilización del canal de Suez y, sobre todo, las ventas de crudo.
Estas tres fuentes de divisas tienden a disminuir a causa de la depresión que afecta al mercado del petróleo, al tiempo que el déficit comercial aumentó a pasos agigantados estos últimos años hasta alcanzar en 1984 la cifra récord de 4.000 millones de dólares.
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