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El incidente del avión presidencial

Fernández Ordóñez considera un "incidente importante" la negativa de Irán y Bulgaria para sobrevolar su territorio

El ministro español de Asuntos Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez, manifestó ayer, a bordo del DC-9 de la Fuerza Aérea Española en que viajaba a China Felipe González, que la repentina desautorización para que sobrevolara Bulgaria e Irán el avión presidencial constituye "un incidente importante". Tras 26 horas de vuelo, González y su séquito llegaron, a las 12 del mediodía (hora española), al aeropuerto de Pekín, con ocho horas de retraso sobre el horario previsto. El presidente español fue recibido por el ministro del Petróleo chino, Wan Tao. El programa de la primera jornada en China de González fue suspendido.

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Nada más llegar a Pekín, el jefe de la diplomacia española dio instrucciones al subsecretario de su departamento, Fernando Perpiñá-Robert, que se encontraba en Madrid, para que convocase urgentemente a los embajadores de Bulgaria e Irán en España con objeto de que ofreciesen "explicaciones claras de por qué prohibieron el vuelo", según informa desde Pekín el enviado especial de EL PAÍS, Félix Bayón.Fernández Ordóñez insistió en que el Ministerio de Asuntos Exteriores no tenía ninguna responsabilidad en la desautorización para sobrevolar Bulgaria e Irán y aseguró que en la sede de su departamento en Madrid se conservan los documentos en los que las autoridades de ambos países aprueban el tránsito del avión presidencial español por su espacio aéreo. Fuentes diplomáticas precisaron que algunas autorizaciones se encontraban en poder del Ministerio de Asuntos Exteriores desde 16 días antes de que comenzara el viaje oficial a China, el pasado martes.

El portavoz del Gobierno español, Javier Solana, que forma parte de la comitiva presidencial, rehusó culpar a organismos españoles por el cambio de rumbo a que se vio obligado el DC-8 de las Fuerzas Aéreas y declaró que "Irán es el único responsable" de que el avión tuviese que abandonar el espacio aéreo de este país y regresar a Turquía.

El hecho de que el plan de vuelo incluyese un territorio en guerra (Irán), que es evitado sistemáticamente por las compañías comerciales, fue justificado ante los periodistas por el portavoz del Gobierno con el argumento de que González ya había viajado sin problemas por esta ruta cuando, hace un año, acudió a Nueva Delhi para asistir a los funerales de, Indira Gandhi.

Problemas de guerra

Las fuentes gubernamentales y diplomáticas españolas trasladadas a Pekín justificaron en parte la negativa iraní por la guerra que enfrenta desde hace ya cinco años a éste país con Irak. En cambio no acertaban a explicarse la prohibición de sobrevolar Bulgaria.

La- inesperada negativa de la torre de control del aeropuerto de Sofía supuso tan sólo un retraso de unos cuatro minutos y medio, al obligar al avión a dirigir su rumbo hacia Grecia. Por el contrario, la prohibición de Teherán provocó un retraso de más de ocho horas al avión presidencial español, que tardó en completar el trayecto Madrid-Pekín unas 26 horas, en lugar de las 18 horas previstas. En vez de sobrevolar Irán, Pakistán y entrar ya en el espacio aéreo chino, el DC-8 de la Fuerza Aérea española tuvo que retroceder hasta a Ankara.

Desde el aeropuerto de la capital turca, los diplomáticos españoles encargaron a los responsables del Ministerio de Asuntos Exteriores en Madrid, al frente de los cuales se encontraba el subsecretario Fernando Perpiñá-Robert, numerosas y urgentes gestiones para obtener la autorización de Egipto, Arabia Saudí, Omán y los Emiratos Árabes para sobrevolar su territorio y poder continuar hacia Karachi (Pakistán).

Una vez aprobada la nueva ruta, el avión presidencial despegó de Ankara a las 21.15 del martes (hora peninsular) y llegó a Karachi a las 4.10 del miércoles (hora peninsular). Tras una escala de una hora y cuarto, el DC-8 partió con destino a Pekín, a donde llegó a las 12.05 (hora peninsular).

El retraso de ocho horas en la llegada del avión presidencial a la capital, china obligó a suspender lacena de gala ofrecida por el primer ministro de la República de China al presidente del Gobierno, español y a la que estaban invitados tanto los empresarios que acompañan a Felipe González en esta visita como los periodistas españoles.

Fuentes diplomáticas señalaron posteriormente que éste fue el único de los actos previstos que quedó definitivamente cancelado. La bienvenida de honor que debía haberse celebrado ayer en la plaza de Tiananmen tendrá lugar hoy a las nueve de la mañana.

Línea directa con la Moncloa

Mientras duró la incertidumbre creada por la inesperada decisión iraní, el vicepresidente del Gobier' no, Alfonso Guerra, se mantuvo en contacto con la comitiva presidencial a través de las líneas especiales de comunicación del palacio de la Moncloa.

Fuentes de la Oficina del Portavoz del Gobierno afirmaron que en ningún momento quedó interrumpida la comunicación radiofónica con el avión presidencial y aseguraron que desde que comenzó el incidente hasta que el DC-8 aterrizó en Pekín hubo una continua coordinación entre el presidente del Gobierno en funciones, Alfonso Guerra, y los principales responsables de Asuntos Exteriores y la oficina del portavoz gubernamental.

Un motivo de preocupación para algunos de los pasajeros del DC-8 presidencial fue el hecho de que una sola tripulación manejara el avión durante las 26 horas que duró el viaje -sin contar en este tiempo el que se dedica a atender el avión antes del despegue y después del aterrizaje- Las compañías aéreas comerciales consideran el plazo de ocho horas como tiempo máximo continuado de trabajo de una tripulación.

El cansancio del viaje y algunos momentos de relativa tensión -se esperaba, cosa que no ocurrió, que dos cazas de la aviación iraní acudieran a avistar el avión presidencial cuando éste sobrevolara el Kurdistán, según llegó a anunciar el secretario Julio Feo- depararon anécdotas divertidas. González -que pasó parte de los momentos más problemáticos leyendo una biografía del Che Guevara escrita por un norteamericano- bromeó nada más llegar a Ankara: "Esto", dijo, "con el Azor no hubiera pasado".

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