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La Policía Municipal de Avilés, en huelga tras negarse a cenar 'de bocadillo'

Tras 11 días de conflicto, el alcalde de Avilés, el socialista Manuel Ponga, se reunió ayer con el comité de personal del Ayuntamiento para intentar encontrar una salida a la huelga de la Policía Municipal, que ayer no se logró. El conflicto, iniciado tras la negativa de 11 agentes a cenar un bocadillo para poder mantener la vigilancia durante toda la actuación del cantante Luis Eduardo Aute, el pasado 22 de agosto, se ha convertido en un grave problema para Avilés.

Tras la reunión celebrada ayer en el Ayuntamiento, los policías decidieron mantener su actitud de no realizar más servicios que los urgentes, mientras el alcalde y el segundo teniente de alcalde y delegado de Personal, Álvaro Álvarez, se ratificaban en su decisión de no negociar directamente con los guardias hasta que vuelvan a la calle a cumplir sus misiones regulares.Los dos agentes que se han declarado en huelga de hambre cumplieron ayer las primeras 24 horas sin que hayan depuesto su actitud. Anoche estaba previsto que se sumara otro compañero, hoy uno más y así sucesivamente.

El alcalde se mostró decepcionado con la reacción de los policías después de la reunión que mantuvo con el comité de personal, al que pertenecen dos miembros del cuerpo. Al parecer, los policías exigen el sobreseimiento de todos los expedientes incoados, que ya suman 72, y la derogación del decreto de reestructuración. El Ayuntamiento ofrece, por su parte, un diálogo amplio y abierto cuando se reanude la actividad, así como el examen y resolución de los expedientes con la mayor justicia.

Ante las noticias de que el acercamiento de posturas de la mañana no iba a prosperar, fuentes municipales no descartaron un próximo desalojo del cuartelillo en el que se encuentran en asamblea permanente los policías así como los huelguistas de hambre.

Un bocadillo por decreto, que los policías se negaron a comer, ha sido la disculpa perfecta que ha originado este conflicto. El jueves 22 de agosto actuaba en Avilés Luis Eduardo Aute. Al turno de la tarde de la policía local se le dio orden de que prolongase su jornada hasta que terminase el recital. Los agentes alegaron que tendrían hora y media para cenar, a lo que el jefe de la policía replicó ordenándoles que pasasen a comer un bocadillo por el cuartelillo antes de que comenzase la actuación. Los agentes se negaron. A las diez de la noche dejaron el recinto y se presentaron en el recital a las 23.15.

Al día siguiente el alcalde abrió expediente y suspendió de empleo y sueldo a los 11 agentes implicados, por abandono del servicio y por pasividad cuando se reintegraron al trabajo: se descubrieron numerosas entradas falsificadas y, por lo visto, no todo el público pasó por taquilla.

"100 pistolas apuntan"

La decisión del alcalde tuvo una repercusión en cadena inmediata. Los policías se declararon en asamblea permanente y se negaron a realizar más servicios que ¡os urgentes. El conflicto se fue enconando y ahora ya -son 72 -de los 104 agentes en activo- los expedientados. El jueves 29 el alcalde ordenó que entregasen las armas en el cuartel de la Guardia Civil, cosa que hicieron en el plazo estipulado. Manuel Ponga dio a conocer el conflicto al fiscal, por si constituyera un desacato a la autoridad. También ha sido denunciado al juez que el alcalde haya recibido una llamada anónima en la que el comunicante dijo: "Cien pistolas apuntan al alcalde".Desde el lunes por la mañana dos de los policías, Felicidad Suárez Carvajona y José Aguilar Cordero, se mantienen en huelga de hambre.

Corporación y policía reconocen que el asunto del bocadillo no fue más que el detonante de una situación que se había ¡do enrareciendo en los últimos años. No en vano este cuerpo avilesino se hizo famoso cuando se negó a colocarse unos distintivos en gorros y puños para hacerlos más visibles, tal como había ordenado el alcalde.

Las diferencias entre la policía y el alcalde socialista, Manuel Ponga, que preside la corporación tras las primeras elecciones democráticas, de 1979, se han ido agrandando hasta que el pasado 28 de mayo se puso en marcha una reestructuración profunda del cuerpo, preparada principalmente por el jefe de la policía, Eloy Benito Calzón, y el concejal de Personal, Alvaro Alvarez, y aprobada por el pleno municipal.

La reestructuración

La reestructuración no fue bien acogida desde el primer momento, entre otras razones porque los policías perdían dinero en ella. Según un portavoz de los agentes, "la mitad de la plantilla cobra ahora menos que hace un año. En muchos casos la rebaja en las percepciones alcanza las 12.000 pesetas mensuales sobre el año pasado". Fuentes municipales, por su parte, aseguraron que, efectivamente, en la reestructuración pueden haber perdido algo de dinero los policías, pero disponen ahora de unajornada de 37,5 horas y una parte muy importante de la plantilla no trabaja domingos ni festivos. Estas mismas fuentes añadieron que las decisiones se habían tomado sin atender a intereses particulares y viejos privilegios del cuerpo.La reestructuración ha supuesto una reorganización de los horarios, así como que los servicios de los domingos, festivos 31 noches se cumpliesen por turnos de cinco policías. El mismo portavoz de los municipales dijo que "con cinco policías es imposible cubrir una ciudad de más de 80.000 habitantes. Los domingos de verano esos cinco compañeros tienen que dedicarse exclusivamente a. cubrir los cruces, ante la intensa afluencia de tráfico por el retorno". Para el Ayuntamiento, por el contrario, ahora es cuando están bien cubiertos todos los servicios.

Ambas partes coinciden en señalar que los problemas de la Policía Municipal avilesina eran endémicos y venían arrastrándose desde mucho tiempo atrás. En los últimos días, a raíz de que el conflicto se generalizara y tiene inayor trascendencia pública, se han conocido otras cuestiones. Una, la acusación velada de los socialistas -que disponen de la mayoría absoluta- a los comunistas de que éstos estaban tras la movilización, extremo este que negó el portavoz del PCE en el Ayuntamiento, aunque solicitó que el alcalde negociase ya. Otra, las rencillas personales contra el jefe de la policía, Eloy Benito Calzón, otrora promotor de iniciativas nacionales de carácter progresista sobre las policías locales.

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