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La misión de la CEE se entrevista con Botha mientras la violencia racial cobra más víctimas en Suráfrica

La misión de la Comunidad Económica Europea (CEE) que visita actualmente Suráfrica para someter al Mercado Común un informe sobre la explosiva situación en este país se entrevistó ayer con el presidente de la república surafricana, Pieter W. Botha, con un telón de fondo de violencia que se ha cobrado 29 víctimas en menos de una semana en numerosos incidentes en los suburbios negros, principalmente en la provincia de El Cabo.

La misión, compuesta por los ministros de Asuntos Exteriores de Italia, Giulio Andreotti; de Holanda, Hans van den Broek, y de Luxemburgo, Jacques Poos, además del comisario de Relaciones Exteriores, Willy de Clereq, llegó a Suráfrica el pasado viernes y tiene previsto el regreso a Europa en la tarde de hoy. Su informe, que será presentado en la reunión del, próximo Consejo de Ministros de: la Comunidad, previsto para el día 10 en Luxemburgo, será determinante en la posición que adopte la CEE respecto a Suráfrica, incluida la posibilidad de adoptar sanciones económicas.La visita de la misión comunitaria ha quedado capitidisminuida ante la negativa del Gobierno de Pretoria a permitir que sus miembros -la troika de ministros de Asuntos Exteriores, como se les conoce en la Prensa surafricana- se entrevisten con el dirigente del Movimiento Nacionalista (African National Congress), Nelson Mandela, que cumple una condena de cadena perpetua en una prisión de Ciudad del Cabo desde hace 22 años.

Representantes del Congreso Surafricano de las Iglesias, al que pertenecen dos de los líderes religiosos más respetados por la comunidad negra -el obispo anglicado de Johanesburgo y premio Nobel de la Paz, Desmond Tutu, y el doctor Beyers Naude, un blanco secretario general del consejo han anunciado que en el futuro se negarán a recibir a delegaciones extranjeras que acepten las condiciones impuestas para su visita por el Gobierno surafricano.

El mensaje transmitido por Tutu y Naude a la delegación comunitaria europea no deja lugar a dudas sobre los sentimientos que abrigan los opositores a la política de segregación racial del Gobierno, el apartheid.

En declaraciones a la Prensa surafricana, el doctor Naude, cuya posición antirracista le valió una condena de siete años de cárcel por parte del Gobierno, manifestó que había advertido a los ministros europeos que Suráfrica se encontraba "al borde de la catástrofe", a menos que el Gobierno se decidiera a adoptar tres medidas: el levantamiento del estado de urgencia impuesto a raíz de los últimos incidentes; la terminación, de una vez para siempre, del sistema del apartheid, y la liberación de los líderes antirracistas encarcelados, principalmente la de Nelson Mandela, con el fin de que pudiesen participar en una conferencia constitucional para determinar el futuro del país.

Según el doctor Naude, Suráfrica se encuentra en un estado de guerra civil y trágicamente marcha "por la senda de la revolución", una situación que en opinión del dirigente antirracista podría haber sido evitada si el actual Gobierno se hubiera decidido a realizar "reformas fundamentales".

La misión comunitaria recibió ayer un nuevo desaire por parte de la oposición surafricana al negarse a ser recibida por el Frente Democrático Unido, una organización que agrupa a más de -200 asociaciones cívicas, religiosas, estudiantiles y laborales. El Frente se formó para oponerse a la reforma constitucional, realizada en 11183 por el Gobierno del presidente Botha, sobre la base de que dicha reforma, que concedía el derecho al voto, por primera vez, a los mestizos y a los indios, constituía una nueva añagaza del Gobierno para perpetuar el sistema de segregación racial.

Dirigentes, en la cárcel

En la actualidad, y de acuerdo con la reforma constitucional de 1983, los mestizos e indios, con una población estimada de 2,5 millones y un millón de habitantes, respectivamente, pueden elegir sus representantes a un Parlamento tricameral segregado, mientras que los 23 millones de negros siguen privados de todo derecho político.

El United Democratic Front ha manifestado que no tiene sentido entrevistarse con los miembros de la misión europea, cuando todos sus líderes representativos están encarcelados, entre ellos su representante máximo, el reverendo Alan Boesak, presidente de la Congregación Mundial de Iglesias Reformadas. Boesak fue. detenido por la policía surafricana en un control de carreteras a principios de esta semana, justamente la víspera de la celebración de una manifestación pacífica que pretendía entregar un mensaje de apoyo a Mandela en la prisión de Ciudad del Cabo. La detención de Boesak fue la espoleta que hizo saltar la actual ola de violencia que sacude las ciudades negras de Suráfrica.

La entrevista entre Botha y los ministros europeos no ha producido hasta ahora ningún comunicado. Parece que ambas partes se reservan su juicio final para las dos conferencias de prensa previstas para la tarde de hoy, con un intervalo de dos horas, en el aeropuerto Jan Smuts, de Johanesburgo.

Entre tanto, el clamor en la Suráfrica blanca para un cambio de política es universal. El líder de la oposición blanca, doctor Frederick van Zyl Slabbert, y los dirigentes de las principales compañías surafricanas -entre ellos Gavin Relly, el presidente de la todopoderosa Anglo-American Corporation, propietaria de las minas más importantes de oro y platino de la República- han pedido al Gobierno un cambio radical de su política.

Relly ha manifestado que es imprescindible el comienzo de una negociación "con todos los grupos políticos de Suráfrica", y, por su parte, Slabbert ha manifestado que el presidente Botha "ha perdido el contacto con los sentimientos de su propio país y de la comunidad internacional".

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