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Reportaje:El 'rififí' del Banco Hispano Americano de Barcelona

Así se preparó el "rififí' de 1984

La preparación de un rififí requiere, según Alberto, Sbrilli, una labor de equipo impresionante, tiempo, dinero, inteligencia y profesionalidad. Cuando Sbrilli, Pirozzi, Serafini, Masciulli y los demás decidieron llevar a cabo un robo bancario, mantuvieron una reunión inicial para decidir el país y la ciudad que iban a elegir."Era evidente que ese lugar era España", comenta Sbrilli", porque, según él, "allí el dinero vuela y nadie lo controla ni custodia". El grupo envió. a España una avanzadilla para elegir la ciudad. Barcelona fue la elegida porque "es una ciudad rica y porque nos gustó mucho". Una vez alquilados un par de apartamentos en la plaza de Catalunya, donde el equipo de italianos instaló su cuartel general, varios miembros del grupo se dedicaron a comprar todo el material necesario para perforar: sopletes, botellas de oxígeno, guantes, picos, palas, sacos, un tubo de hierro para construir la lanza térmica, sierras, equipos electrógenos. "Todo, absolutamente todo, se debe comprar en sitios distintos y por personas distinta", dice Masciulli, que en el equipo personificaba al especialista electrónico, el que debía inutilizar las alarmas del banco, y decidir qué sistemas se iban a emplear para abrir las cajas de seguridad, porque él, ante todo, es un especialista en abrir cajas fuertes.

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Mientras se desarrolla esta labor de intendencia, otros miembros del grupo buscan el banco. "Suele ser un banco con prestigio, sólido, en una zona comercial o social fuerte y, sobre todo, que no tenga televisión en el interior de la cámara", señala Sbrilli. La sucursal del Hispano de la avenida de la Diagonal requería todas estas características.

Visita a la cámara

Dos miembros de la banda abrieron cuentas corrientes y solicitaron a uno de los dependientes del Hispano visitar la cámara acorazada para ver si les convencía el sistema de seguridad para contratar unas cajas de seguridad. Esa visita y las posteriores sirvieron a otro especialista, para, sólo con la mirada, medir los espacios, el grosor de las puertas, de las paredes, su composición y, sobre todo, para elegir el punto exacto dónde construir el boquete: la puerta de entrada al corazón de la cámara.

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"Esta operación cuesta unos cinco millones de pesetas, aunque, en caso de éxito, el mínimo beneficio que se puede conseguir es de 100 millones de pesetas", comenta Sbrilli antes de declarar que "todo lo que pasa de esa cantidad, es beneficio de más". Para este especialista en rififís, sólo los que lo han efectuado pueden saber a cuánto asciende el botín de un asalto de este tipo, aunque lo único que les interesa de las cajas de seguridad es el dinero contante y sonante y las joyas de mucho valor. Cuando el grupo ya tiene los informes financieros del banco, el plano de acceso a la cámara confeccionado al detalle, los utensilios de trabajo y todo el equipo dispuesto a trabajar, comienza el asalto. Según Sbrilli, la operación es sencilla. Las dificultades sólo pueden presentarse en el sistema de alarma. En el Banco de Andalucía de Marbella, asaltado en 1982, sonó la alarma durante tres minutos, pero nadie le dio importancia.

Según estos especialistas en rififís, "no hay ni un solo muro de cemento que se resista a una lanza térmica. Hay policías que declaran que ya no se utiliza esta herramienta porque ya está desfasada. Creo que en países como España, donde la seguridad bancaria está a 20 años de distancia del resto de Europa, la lanza es aún la mejor arma que poseemos para perforar y llegar a las cámaras acorazadas de los bancos. Así lo hizo esta vez en Barcelona un grupo de especialistas, que tuvo más acierto, eso hay que reconocerlo, que nosotros en 1984".

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