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La crisis del 'apartheid'

El hombre que nadie conoce

Debido a su gran influencia, Nel son Mandela es cualquier cosa menos invisibleDesde agosto de 1962, el hombre a quien la mayoría de los negros de Suráfrica miran como a su líder ha estado fuera de la vista, encarcelado por dirigir el prohibido Congreso Nacional Africano (ANC), en su resistencia armada al sistema del apartheid. Durante su confinamiento, la fama de Mandela se ha convertido en una leyenda, asumiendo una importancia casi mítica en las letanías de desafío a la nación. Sin embargo, solamente es visitado con regularidad por su familia y permanece fuera de la vista de sus millones de seguidores.

Mandela nació en 1913, siendo el hijo mayor de un jefe de lo que ahora es el homeland nominalmente independiente de Transkei.

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Una insólita conversación con Nelson Mandela

Abogado, ingresó en el Congreso Nacional Africano en 1944 y fue uno de los líderes de las campañas no violentas del Congreso contra el apartheid durante los años cincuenta.

Cuando en 1960 la policía asesinó en Sharpeville a 69 manifestantes negros desarmados, Mandela y otros líderes del Congreso empezaron a abandonar las esperanzas de un cambio pacífico y en 1961 formaron el brazo militar del Congreso, Umkhonto We Sizwe (La Voz de la Nación). "La decisión no es nuestra", manifestaba un panfleto del Congreso de la época. "Ha sido tomada por el Gobierno nacionalista, que ha rechazado todas las demandas pacíficas del pueblo de derechos y libertad".

Mandela fue arrestado en 1962, después de ayudar a dirigir los primeros meses de la campaña de sabotajes de Umkhonto We Sizwe. Sus camaradas -nacionalistas negros y comunistas blancos- fueron capturados al año siguiente. Al final del juicio Mandela fue condenado a cadena perpetua.

En el juicio Mandela habló del "ideal de una sociedad democrática libre en la que todas las personas vivan juntas en armonía y con igualdad de oportunidades".

"Es un ideal por el que voy a vivir y que he de conseguir", declaró, "pero, si fuera necesario, también es un, ideal por el que estoy, dispuesto a morir".

Desde entonces el encarcelamiento de Mandela ha cundido el. mensaje. Ni la menor sombra de! compromiso o duda mancha su nombre. Y su fama se ha extendido no sólo por todo África, sino a países como el Reino Unido, donde una canción titulada Free Neb son Mandela (Libertadpara Nelson Mandela) se encuentra entre las 10 principales de las listas de rock.

En ausencia de Mandela y sus compañeros, el Congreso Nacional Africano ha proseguido su campaña de resistencia armada, dirigiendo operaciones de guerrilla desde sus campamentos en Zambia. En Suráfrica es ilegal hacer o decir nada que pueda ayudar al Congreso, que, según afirman las autoridades surafricanas, está controlado por sus miembros comunistas y por la Unión Soviética. De todas formas, a juzgar por las numerosas conversaciones con jóvenes militantes negros, el Congreso sigue siendo el principal guardián de las aspiraciones negras de igualdad.

Hay muchos en Suráfrica que dicen que las inquietudes del país no acabarán hasta que el régimen blanco negocie con Mandela y el Congreso, pero las posibilidades de tal reunión parecen muy remotas.

El mes de enero pasado el presidente Botha ofreció liberar a Mandela si éste renunciaba a la violencia, una oferta que Mandela no podía aceptar sin dividir a su propia organización y abandonar a sus seguidores. Los motivos de las autoridades nunca fueron dados a conocer, pero parece que entre ellos había un deseo de aparentar ser razonables a los ojos de la Administración Reagan y justificar así la política de Washington de compromiso constructivo. Probablemente fueran también un intento de neutralizar el apoyo a Mandela. También se ha corrido la voz de que Mandela está enfermo, por lo que pudo haber sido un intento de disponer los acontecimientos de forma que no muera en prisión, algo que podría ocasionar la furia colectiva de los negros, independientemente de las circunstancias de su muerte.

Mandela rechazó su libertad, presentando a las autoridades una lista de contraofertas para la legalización de su organización y la libertad de sus compañeros de prisión. Su hija de 23 años, Zinzi, dio a conocer su rechazo en un mitin en Soweto el día 10 de febrero.

"Mi padre dice: 'No puedo ni quiero hacer concesiones en un momento en que ni yo ni vosotros, el pueblo, somos libres", declaró la joven. "Vuestra libertad y la mía no pueden ir separada?.

Copyright The New York Times Magazine.

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