Rescatados 4 supervivientes del accidente del 'jumbo' japonés
Cuatro personas -dos mujeres y dos niñas- sobrevivieron al accidente del Boeing 747 de la Japan Air Lines (JAL) que se estrelló el lunes, con 524 personas a bordo, en la falda del monte Okura, al oeste de Tokio, según anunció ayer la policía japonesa. La causa de la catástrofe, que todavía no ha sido aclarada oficialmente, parece confirmarse que fue el fallo en una puerta que se abrió y produjo una descompresión explosiva dentro del aparato. Varias llamadas de autodenominados grupos radicales que se responsabilizaban de la catástrofe no han merecido la credibilidad de la policía.
Contrariamente a lo que se pensó inmediatamente después de la catástrofe, cuatro personas permanecían todavía vivas tras el accidente. Los primeros equipos de rescate, que tuvieron que llegar en helicóptero al lugar de la catástrofe, encontraron con vida a Hiroko Yoshizaki, de 35 años, y a su hija Mikiko, de ocho; a otra niña, Keiko Kawakami, de 12, y a la azafata Yumi Ochiai, de 26. Las cuatro se encontraban todavía sujetas con los cinturones d e seguridad a sus asientos, en la parte trasera del aparato, que, aunque desgajada, permanecía casi entera.Las escenas del rescate fueron transmitidas en directo por la emisora de televisión japonesa NHK. La niña de ocho años, al ser encontrada por oficiales del Ejército, se presentó diciendo: "Soy Mikiko Yoshizaki". Su estado de salud era bueno, pese a haber permanecido toda la noche desamparada entre los restos del aparato y bajo la lluvia. Habían pasado 15 horas desde que se produjo el accidente. Su madre es la que presentaba peores condiciones físicas, aunque las cuatro supervivientes se encuentran fuera de peligro. Otros tres miembros de la familia Yoshizaki fallecieron.
El Boeing 747 de la JAL se estrelló en una zona que por su densa vegetación y difícil acceso -no hay carreteras- demoró los trabajos de rescate. Los restos del aparato, que habían sido localizados a primera hora de la noche del lunes, sólo fueron alcanzados ayer a la salida del sol y se encontraban envueltos en llamas.
El choque frontal provocó la explosión y el incendio inmediato del aparato, cuyos restos se desperdigaron en un radio de cinco kilómetros. Durante todo el día de ayer, cerca de 4.500 personas rastrearon la zona montañosa de la'provincia de Nagano, donde se produjo el siniestro, en busca de otros supervivientes. Inicialmente se pensó que eran ocho las personas rescatadas con vida, cifra que posteriormente fue desmentida. Según avanzaba el día fueron perdiéndose las esperanzas de encontrar más supervivientes. Los últimos informes de la policía y de la JAL en la noche de ayer (la tarde en España) parecían confirmar la muerte de las otras 520 personas que viajaban en el avión.
21 extranjeros
Entre los pasajeros se encontraban 21 extranjeros: seis norteamericanos, cinco chinos (cuatro de ellos de Hong Kong), tres indios, dos italianos, un surcoreano, un alemán occidental, un británico y otros dos cuya, nacionalidad se desconoce.A última hora de ayer, los equipos de rescate habían recuperado 52 cadáveres, pero no habían localizado todavía la caja negra del avión, en la que se confia encontrar datos que expliquen las causas del segundo mayor desastre de la historia de la aviación (tras el ocurrido en 1977 en Los Rodeos Tenerife).
Todos los indicios apuntan a las dificultades de vuelo surgidas por la rotura de la puerta trasera dere cha del avión, atribuible a algún defecto de material, descuido humano del personal de vuelo o incluso a otros motivos, como travesuras infantiles.
De acuerdo con revelaciones policiales mantenidas ocultas hasta ayer, la compañía proletaria del avión recibió al menos -dos llamadas de autodenominados grupos radicales japoneses -sin es pecificar ideología- que se res ponsabilizaron de la catástrofe. La primera fue recibida en una oficina de la JAL una hora después del ac cidente, y el interlocutor dijo que habían "disparado" al avión. La segunda, minutos después, aseguraba: "Hemos hecho estallar el avión". Las autoridades japonesas desconfian de tales llamadas, ya que los grupos radicales de Japón no tienen por costumbre realizar atentados indiscriminados.
El vuelo JAL-123 de la Japan Air Lines despegó el lunes del aeropuerto de Haneda de la capital japonesa alas 18.12, hora local (las 11.12, hora peninsular), rumbo a la ciudad de Osaka y se estrelló a los 47 minutos sobre la región montañosa del oeste de Tokio conocida como los Alpes japoneses, poco después de que su rastro desapareciera de las pantallas de los radares de seguimiento. Al parecer, el piloto perdió el control del aparato debido a la súbita apertura de una puerta que produjo una descompresión explosiva.
La parte superior de un timón de dirección (parte vertical de la cola), que puede pertenecer al avión accidentado, fue encontrada ayer por un barco en la costa japonesa del Pacífico, a unos 160 kilómetros del lugar donde cayó. De confirmarse este punto, el dato podría esclarecer el accidente. Sin su timón de dirección, subrayan los expertos aeronáuticos, un avión es casi incontrolable, y el piloto del vuelo JAL-123 avisó muy pronto de que no controlaba la nave.
El jumbo transportaba una carga de isótopos radiactivos para uso exclusivo de instituciones médicas, cuestión que suscitó en la madrugada de ayer multitud de conjeturas. Éstas fueron atajadas por un portavoz oficial de la JAL que afirmó que se trataba de "cantidades mínimas sin peligro para la salud de las personas".
Juan Pablo II y el presidente Felipe González, entre otras personalidades, enviaron ayer mensajes de condolencia.
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