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La encrucijada boliviana

Un rey muy especial

Roberto Suárez, misterioso hacendado cincuentón, habita en las selvas del Beri y de la Madre de Dios, no muy lejos de donde Lope de Aguirre comenzó a encontrarse con su locura, y, relacionado con el tráfico internacional de armas -está por estudiar la estrecha y sospechosa relación entre el narcotráfico y el mercado marginal de armamentos-, presume de disponer de reactores de combate armados con misiles. No será para tanto, pero sí que domina una vasta red de aeropuertos clandestinos y una notable flota aérea, que saca su cocaína de Bolivia.Principal rey de la coca en el país, está reclamado por la justicia boliviana y la Interpol y se permite desafiar abiertamente al Gobierno del país. Robin Hood de las selvas amazónicas, hace trasladar en sus aviones, de ida y vuelta, a una vaca malparida de un pobre campesino en sus dominios, para que la examine un veterinario brasileño, a miles de kilómetros de distancia. Sólo unos días antes de las elecciones bolivianas del 14 de julio su hijo varón se casó en la ciudad de Santa Cruz con el más alto boato antes de emprender viaje de luna de miel -lógicamente- a Suiza. Y Roberto Suárez asistió a la ceremonia con absoluta impunidad.

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Conjuros, llamas y coca
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