Otra vez Iberia

El último viaje a Santiago de Compostela merece relatarse, e incluso podría titular el relato Santiago de Compostelam, a 10 horas de vuelo de París. No, no exagero. El que desee comprobarlo no tiene más que utilizar los servicios de la compañía Iberia.Así, pues, hace unos 15 días, el 13 de julio precisamente, llegué al aeropuerto de Orly con el fin de tomar el avión para Santiago. La salida estaba prevista a las 10.30:

- 10.00 horas. Primera decepción. El representante de Iberia nos anuncia, sin la más mínima explicación, que el viaje ha sido anulado. Asombro entre los pasajeros, protestas, preguntas. Mutismo total por parte de los empleados. Finalmente todo el mundo decide esperar.

- 11.00. Nos dicen que vamos a salir para Madrid. Seguimos esperando.

- 12.00. El avión despega.

- 14.00. Madrid. Según nos informan, la salida hacia Santiago es inminente.'Nos preparamos para embarcar. Inútil. La espera continúa.

- 16.00. De nuevo la sorpresa. Los viajeros procedentes de París nos vemos obligados a transformar el billete París-Santiago por un nuevo billete Madrid-Santiago. La cola se forma y seguimos esperando de pie. La situación empieza a ser penosa para las personas mayores. Mientras tanto, y por parte de los empleados de Iberia, sonrisas irónicas

- 17.30. Conseguirnos el nuevo billete. Esperarnos y desesperarnos.

- 18.30. ¡Por fin! Salimos de Madrid.

Es increíble cómo un viaje que normalmente no dura más que una hora y 40 minutos puede convertirse en una pesadilla de 10 horas. Llegué a tener la triste impresión de formar parte de un grupo de refugiados en los peores momentos de la guerra.

Sin desconocer la posibilidad de incidentes en los transportes aéreos, estoy dispuesta a aceptarlos a condición de obtener una explicación válida.

Lo difícilmente aceptable es el comportarriíento de los empleados de Iberia,- sobre todo en Madrid. Comportamiento que quizá se explique por el hecho de que Iberia dispone del monopolio de los vuelos entre París y Santiago.-