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Tribuna:EL DEBATE SOBRE LA OTAN
Tribuna
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Del 'atlantismo-OTAN' a un 'neutralismo activo'

Se ha informado de que en el próximo otoño realizará el PSOE una campaña en favor de nuestra permanencia en la OTAN con vistas al prometido referéndum. Y será curioso comparar entonces córrio se le da la vuelta a las 50 razones que anteriormente se esgrimieron para oponerse a nuestro ingreso. El tema merece algunas reflexiones.Por lo pronto, existe un planteamiento abstracto del tema, teórico en el reino de los principios generales. Entonces las coincidencias son grandes. Todos estamos por la paz, incluso los que se muestran favorables a la OTAN, sólo con la diferencia de que creen asegurar mejor esta paz integrándose en un bloque. En este contexto, son fieles al conocido eslogan de que "si quieres la paz prepárate para la guerra". También es muy fácil coincidir en la oposición a la dialéctica de bloques, la bipolarización militar, la política armamentista, el peligro de holocausto nuclear. Máxime cuando, en las condiciones actuales, el peligro de un ecocidio -ruptura de los equilibrios ecológicos básicos, invierno nuclear- y un cosmicidio -destrucción de nuestro planeta- son posibilidades que pueden fácilmente convertirse en realidad. Por lo que la lucha pacifista, a nivel mundial, es un reto ineludible al que la especie humana debe responder en aras de su propia supervivencia. En ello todos estamos de acuerdo. Las dificultades comienzan cuando de los principios abstractos se desciende a la cruda realidad y nos encontramos con un inmenso entramado de intereses económicos y sociales y unas estructuras de poder que son inconmovibles. Y entonces todos los movimientos pacifistas se convierten en marginales y son perfectamente neutralizados y hasta deglutidos por una sociedad que se rige por otros parámetros.

De ahí que por este camino sea poco lo que se puede conseguir. Habría que partir de nuestra situación concreta. Y la primera realidad es que España está ya en la OTAN. Y además la decisión de permanecer en ella es irrevocable por parte del felipismo gobernante. No nos hagamos, pues, ilusiones: el tema OTAN está ya zanjado. El referéndum es un trámite que el felipismo se ve obligado a cumplimentar para no perder un mínimo de credibilidad, pero susceptible de muy sutiles manipulaciones e interpretaciones.

Ahora bien, no caigamos en un tremendo engaño. Esta decisión no es por motivos defensivos, de seguridad nacional, de política exterior, sino porque se ha optado por integrarnos en, una alternativa económico-social de corte liberal-capitalista, de engancharnos -aunque sea como furgón de cola- en el tren de los países más desarrollados del área occidental. Se trata de estabilizar, modernizándolo, al capitalismo español, insertándolo en la órbita de EE UU. Con la permanencia en la OTAN se pretende reforzar militarmente el ingreso en la CEE y la vinculación al núcleo del capitalismo mundial.

De aquí que sea desvirtuar el tema plantearlo en términos de defensa nacional. Son razones económico-sociales las que han decidido. Entrar en el debate de que perteneciendo a la OTAN, o siendo neutrales, podemos librarnos mejor de los riesgos de una guerra es un falso planteamiento. Nuestra capacidad de autodestino sería prácticamente nula en caso de conflicto bélico; y cuando entrasen en juego los intereses militares de uno u otro bloque, de poco importaría que perteneciéramos a uno o fuésemos neutrales.

Ceuta y Melilla

Frente a nuestro principal peligro potencial, el constituido. por el problema de Ceuta y Melilla, bien es sabido que la OTAN no nos garantiza ninguna ayuda. Incluso puede afirmarse que tampoco nos garantiza un régimen de libertades democráticas, ya que tenemos los ejemplos de Portugal, Grecia o Turquía, países con los que no tuvieron en la OTAN muchos escrúpulos democráticos para aceptarlos en su día cuando eran dictaduras. Por tanto, lo único que la OTAN nos garantiza es un determinado modelo económico -el liberal-capitalista-, pero no el político, la democracia pluralista.

De estas consideraciones puede extraerse una conclusión: mejor que una actitud simplemente anti-OTAN, habría que ofrecer para el futuro una alternativa global, bien es verdad que neutralista, a esa otra integración liberal-capitalista que el felipismo atlantista representa. El enfoque positivo de crear alternativas es siempre más productivo y eficaz que el simple rechazo frontal, casi visceral. Tampoco son suficientes las razones generales, éticas, pacifistas, ecologistas, antimilitaristas, contra la dialéctica de bloques, etcétera, que son excesivamente abstractas y, por tanto, fácilmente fagocitadas por las estructuras de poder existentes. Frente a la alternativa global atlantista hay que ofrecer una alternativa global, el neutralismo activo, la autonomía creadora, que es todo un proyecto de alternativa económico-social. Se trata de escoger un distinto camino para salir de la crisis, de optar por un diferente modelo de desarrollo. La autonomía creadora supone el convencimiento de que hay otras posibilidades, y no resignarse a ese fatalismo unidireccional, a que el felipismo nos ha conducido, de considerar irremediable nuestra integración subalterna, dependiente, marginada, en un orden pilotado por EE UU. Deben existir, y existen, otras posibilidades de resolver nuestros problemas fuera de esta integración supranacional.

Política 'tipo Reagan'

Desde este prisma sería pueril no reconocer que puede elaborarse otra política de empleo, de desarrollo económico, de investigación tecnológica, de dinamización de nuestros recursos humanos y materiales, de mecanismos productivos, etcétera, distinta a la liberal-conservadora en que nos han metido las fuerzas sociales dominantes con la colaboración del Gobierno PSOE. Se han deslumbrado por los fugaces esplendores de una política económica tipo Reagan-Thatcher, sin percatarse de que esta política rápidamente va a entrar en crisis, víctima de sus propias contradicciones, sobre todo porque es incapaz de resolver el paro estructural que genera. Nos vamos a enganchar a un carro que está abocado a tropezar. Por el contrario, tendríamos que tener la suficiente imaginación y el valor para buscar otras salidas a la presente situación de crisis. Un neutralismo activo significa también, simultáneamente, un crecimiento autoimpulsado, un desarrollo autocentrado. Y esto -pienso- se halla suficientemente estudiado.

La única grave y gran incógnita es saber con qué fuerzas sociales se cuenta y qué vitalidad transformadora pueden tener éstas. Y aquí está, efectivamente, la debilidad de estos planteamientos. ¿En dónde están las fuerzas sociales capaces de poner en marcha esta otra alternativa, más creadora? Como ha dicho Emilio Romero, "lo que sucede en la actividad política es que los análisis son una cosa y luego lo que sale es otra, porque el hombre y las sociedades no son un depósito de lógica, sino de intereses y de compromisos". Y sin embargo, no podemos perder la esperanza. Entre otras razones, porque también las ideas fuerza tienen una potencialidad casi ilimitada y pueden poner en marcha a sectores sociales aparentemente dormidos. Pasar de la sumisión atlantista a la autonomía creadora, he aquí el gran reto que los españoles debiéramos plantearnos.

José Aumente es doctor en neurología y psiquiatría y escritor.

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