Fallos en el sistema de telescopios del 'Challenger'

El mal funcionamiento del sistema de telescopios del 'Challenger', que debía observar la superficie solar, entorpecerá la tercera parte de la misión científica del laboratorio espacial. El fallo, a los 5 minutos y 45 segundos del despegue, de dos termostatos situados en la bomba de combustible de uno de los tres motores fue la causa de que el ordenador principal del transbordador espacial Challenger desconectara automáticamente dicho motor para el resto de la duración del vuelo, lo que determinó que la nave quedara colocada en una órbita de emergencia a una altura muy inferior a la prevista.

Un segundo motor del transbordador estuvo a punto de ser parado también por el ordenador central de a bordo en pleno vuelo, pero los astronautas consiguieron bloquear el mecanismo de apagado, aconsejados por la dirección de la misión en Tierra, bajo la sospecha de que el termostato no funcionaba correctamente.También se han detectado fallos en el funcionamiento de algunos de los sofisticados aparatos de a bordo, aunque los principales instrumentos que posibilitan el buen desarrollo de la misión están en perfecto estado, según declaró un portavoz de la Agencia Espacial Norteamericana (NASA).

El llamado "instrument pointing system", valorado en 60 millones de dólares (unos 978 millones de pesetas), no consiguió situar en dirección al Sol sus cuatro telescopios solares. Los técnicos de la Agencia Espacial Norteamericana (NASA) declararon que el problema podría deberse a uno de sus filtros, por el que pasa excesiva cantidad de luz.

El teleobjetivo del sistema de telescopios, que se asemeja a los cañones de rayos láser ideados por la ciencia-ficción, ha sido incapaz de enfocar el Sol con la precisión que requieren los cuatro telescopios solares de la plataforma.

Horas de euforia

Los cinco especialistas del laboratorio espacial, después de las horas de euforia por haber conseguido por fin elevarse de la Tierra tras dos intentos abortados a pocos segundos del despegue, están intentando ahora conseguir llevar a buen fin la mayor parte de los 13 experimentos previstos; especialmente el análisis de la alta atmósfera, conocida como plasma, que se sitúa alrededor de la nave, a través de un pequeño satélite situado al final de uno de los brazos articulados del transbordador.Los astronautas consiguieron durante la mañana de ayer mejorar la visión del mencionado objetivo solar, y hoy intentarán recuperar lo máximo posible de su precisión, aunque gracias a que uno de los telescopios tiene su propio sistema de dirección, los científicos consiguieron obtener ayer "muy buenos datos" sobre el estudio del helio y el hidrógeno de la superficie solar.

Sin embargo, los técnicos de la NASA han admitido que debido a la escasa altitud de la órbita en que ha quedado situada la nave, una parte importante de los experimentos que debían realizarse con los telescopios no podrá realizarse. Concretamente, la medición de las radiaciones ultravioletas emitidas por el sol no podrán ser captadas en su total espectro, ya que estos rayos son absorbidos por restos de la atmósfera terrestre que el transbordador encuentra a su paso.

Los directores de la misión han reconocido que los siete astronautas pasaron por momentos de grave peligro cuando otro sensor térmico falló en un segundo motor, ya que si éste también se hubiera desconectado la nave espacial se habría visto obligada a un aterrizaje de emergencia, algo que no se había intentado nunca en los 19 vuelos anteriores del Shuttle, ya que al no alcanzar una órbita estable habría descendido hacia el Mediterraneo. Fue esta la razón por la que durante algún tiempo se pensó que podría aterrizar en la base norteamericana de Zaragoza o bien en la isla de Creta.

Esta misión del Challenger ha estado plagada de problemas desde el comienzo. El primer intento de lanzamiento tuvo que suspenderse tan solo segundos antes del despegue, y varios problemas retrasaron durante 17 días el segundo intento.