Los mensajes de optimismo de Marcos contrastan con la progresiva degradación del régimen filipino
La degradación del régimen del presidente filipino, Ferdinand Marcos, continúa su curso con las recientes revelaciones de fuga de capitales al extranjero, el proceso a los 25 militares presuntamente implicados en el asesinato del líder de la oposición Benigno Aquino, el retroceso de la economía y el aumento de la influencia de las guerrillas comunista e islámica en amplias zonas del país, que cuenta con más de 7.000 islas y en el que viven unos 55 millones de habitantes. No obstante, Marcos sigue enviando mensajes de optimismo a la nación desde su palacio de Malacanang.
Mientras tanto, los dirigentes de una oposición cada vez más influyente preparan ya la campaña para las elecciones locales de la primavera de 1986. Estos comicios serán un preludio de la verdadera prueba sobre la solidez del régimen dictatorial-populista de Marcos, que se producirá en 1987, cuando se celebren las elecciones presidenciales. Es difícil predecir qué ocurra en los próximos meses en Filipinas, pero "algo importante va a pasar", asegura un veterano periodista filipino. Recuerda que desde el asesinato de Aquino, el 21 de agosto de 1983, cuando regresaba del exilio en Estados Unidos, todos los sectores se han radicalizado y coinciden contra el régimen de Marcos.
Los 25 militares y un civil implicados como presuntos responsables del asesinato de Aquino siguen sometidos al largo, complejo y a veces rocambolesco proceso del Sandiganbayan, o tribunal filipino para asuntos de corrupción, en Manila. "Es muy probable", continúa el periodista, "que los peces gordos, como el general Fabián Ver, ex jefe de las fuerzas armadas, sean absueltos".
La opinión pública filipina parece haber perdido casi el interés por el juicio de Aquino, en marcha desde el pasado 2 de febrero, y sin visos de una rápida conclusión. La expectación por el juicio quedó prácticamente eclipsada cuando hace unas semanas el diario norteamericano San Jose Mercury News publicó un extenso serial sobre las fortunas filipinas que han buscado refugio en Esta dos Unidos, Suiza o Hong Kong, debido a la degradación de la política filipina. En total, se calcula que entre 10.000 y 15.000 millones de dólares (entre 1,5 y 2,25 billones de pesetas) han salido de Filipinas, un país desampara do económicamente, donde se han dejado de plantar extensas zonas azucareras -debido a la caída de los precios del azúcar- y donde la gente pasa hambre.
Marcos ha ordenado que se investigue a fondo el asunto de la inversión y fuga de capitales en el exterior. Nombró una comisión especial, que preside el ministro de Justicia, y en la que a priori se excluyen el propio presidente Marcos y su mujer y activa primera dama, Imelda Marcos, a pesar de que su nombre se citaba en los reportajes del periodismo de investigación estadounidense, reproducidos, con gran revuelo, por varios diarios progresistas filipinos.
La lista de personalidades con inversiones clandestinas en el exterior incluye a varios ministros, entre ellos el de Defensa, Juan Ponce Enrile; al magnate de la industria del coco y cervecerías, Eduardo Cojuangco, y al alcalde del distrito financiero de Manila-Makati, Nemesio Yabut, entre otros. Pero tampoco excluye a personalidades de la oposición, según la Prensa filipina, que parece saber más de lo que publica.
Marcos afronta la situación con optimismo y toca también la fibra nacionalista con críticas a EE UU por querer reducir las compensaciones financieras a Filipinas como contrapartida por la utilización de dos importantes bases militares: Subico y Clark. Además, Filipinas fue colonia estadounidense casi durante 50 años; el inglés es lengua oficial junto al tagalo, y el sueño dorado de la mayoría de sus habitantes es el de emigrar a los EE UU.
Marcos da la impresión de estar totalmente recuperado de su enfermedad de noviembre pasado, que le tuvo casi invisible políticamente durante cuatro meses, y aparece otra vez en todas partes estimulando al país con una retórica política que cada vez cuenta con menos adeptos.
Los últimos indicadores económicos señalan una caída del 3,7% del producto interior bruto (PIB) en el primer trimestre de este año, y Manila debe refinanciar con apuros una deuda exterior superior a los 25.000 millones de dólares. Sin embargo, el presidente Marcos presentó el pasado 22 de julio un informe optimista sobre el estado de la nación, o mas bien sobre el estado de la ilusión, según lo calificaron los parlamentarios de la oposición. Mientras, en las butacas del público del Batasnag Pambansa (Parlamento filipino), un grupo de personas, en su mayoría mujeres, pedía el enjuiciamiento parlamentario de la presidencia de Marcos. Por su parte, un grupo de senadores ha lanzado una campaña para recoger un millón de firmas que pidan la retirada de Marcos.
14 muertos diarios
"Hay un promedio de 14 muertos diarios, desde primeros de año, repartidos entre tres militares, cuatro civiles y siete miembros de la guerrilla", reconoció ayer en Manila el general Fidel Ramos, jefe del Alto Estado Mayor, que sustituyó al general Ver tras el asesinato de Aquino. Ramos trazó ante la Prensa extranjera una panorámica optimista de la lucha contra la guerrilla comunista del Nuevo Ejército Popular (NPA), que opera en amplias zonas del país, a veces al lado del Frente Moro de Liberación Nacional (FMLN) o guerrilla nacionalista, de inspiración islámica, que desde hace años controla prácticamente la isla de Mindanao, al sur del archipiélago.El futuro de Filipinas se muestra confuso. Para los seguidores de Marcos, el país vencerá a la guerrilla y recuperará la confianza económica. Para la oposición moderada, entre la que destaca el senador Salvador Laurel, primer líder en proclamarse candidato presidencial contra Marcos para 1987, "la única salida son elecciones democráticas anticipadas". Para medios cercanos a la guerrilla, se "camina hacia una revolución popular".
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