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Reportaje:Un país, dos sistemas

La 'fórmula Hong-Kong', un ejemplo para Macao

Es probable que la fórmula Hong Kong, colonia británica que será devuelta a China en 1997, se aplique también a Macao, que es colonia portuguesa desde 1557. El pasado mes de mayo, en Pekín, el presidente de Portugal, general Antonio Ramalho Eanes, acordó la próxima apertura de negociaciones con China sobre el futuro del enclave. El principio de un país, dos sistemas, por el que China se compromete a garantizar para 50 años más las peculiaridades, sobre todo capitalistas, de Hong Kong, podría regir igualmente para la colonia portuguesa en territorio chino.

La incertidumbre de los acuerdos que están todavía por negociar preocupa, sin embargo, a la minicomunidad portuguesa de Macao, formada por unos 3.000 portugueses y otros 7.000 macaenses de origen portugués. El territorio sólo abarca 16 kilómetros cuadrados (incluidas las islas de Taipa y Coloane), se halla al sur de China, en el estuario del río de las Perlas, y de sus 400.000 habitantes el 97% es chino.Macao nunca preocupó excesivamente a los dirigentes de Pekín. Saben que caerá en su momento, como una fruta madura, a diferencia de lo que podía haber ocurrido con Hong Kong o a las dificultades que presenta la reivindicación sobre Taiwan, donde se concentraron los seguidores de Jiang Jieshi (Chiang Kai-chek, según la antigua graña) cuando el gran timonel, Mao Zedong, triunfó con su Larga Marcha revolucionaria e implantó un régimen comunista en China en 1949.

Durante el proceso de descolonización portuguesa, después de la revolución de los claveles y la caída de la dictadura de Oliveira Salazar, en abril de 1974, Lisboa ofreció descolonizar Macao. China optó por dejar las cosas como estaban, más preocupada por aquel entonces en la revolución cultural de los guardias rojos que en el futuro de la colonia.

Largo letargo colonial

Entretanto, Macao, sobre todo en los últimos cinco años, pareció despertar de su largo letargo colonial y decidió empujar su economía con la construcción de nuevos hoteles, carreteras que no conducen a ninguna parte, ventajas fiscales para la implantación de la banca extranjera de difícil viabilidad, dada la cercanía de Hong Kong y aumento de su producción textil, que representa el 70% de sus exportaciones.Se han modernizado las instalaciones portuarias e, incluso, se proyecta la construcción de un aeropuerto internacional, cuestión prácticamente archivada ante las reservas de China, que quiere construir su propio aeropuerto en la nueva zona económica especial de Zhuhai, adyacente a Macao.

"La diferencia con Hong Kong es que, en el caso de Macao, no hay una fecha tope en el calendario", dice José María Gomes, redactor jefe del semanario portugués Oriente. Hong Kong contaba con la fecha de julio de 1997 como referencia, cuando concluirán los 99 años de arriendo de China a Gran Bretaña de los Nuevos Territorios. "Pero", añade Gomes, "la ausencia de una fecha puede, incluso, acelerar las cosas para Macao".

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"No hay todavía negociador, ni lugar, ni calendario", dijo el gobernador portugués de Macao, almirante Almeida e Costa, a su regreso, recientemente, de Lisboa.

Sin embargo, todo indica que las negociaciones se iniciarán a comienzos de 1986 y se desarrollarán de forma similar al proceso que condujo a los acuerdos de Hong Kong: negociación, en Pekín, entre el embajador de Portugal y dirigentes chinos, para llegar a un acuerdo que fije un calendario de retirada de la Administración portuguesa y que garantice la continuidad del sistema capitalista para Macao, al menos para un largo período, quizá similar a las promesas para Hong Kong de no cambiar nada sustancial en los próximos 50 años.

Pero muchos macaenses desconfian de que se garanticen sus derechos y piden ser representados en la negociación al nivel de ministro de Asuntos Exteriores, y no de gobernador, según un comunicado del grupo de reflexión, creado para el futuro de Macao.

Frenesí de los apostadores

Otros, como el célebre millonario Stanley Ho, propietario de casinos y otros negocios en Macao, anuncian su eventual retirada para desplazar su inversión, por valor de unos 50 millones de dólares (más de 8.000 millones de pesetas), a la industria turística y del juego en España, concretamente en la zona del mar Menor.Entretanto, los chinos de Hong Kong, verdaderamente fanáticos de las apuestas, acuden a los casinos de Macao -una de las principales fuentes de ingresos desde que un avispado gobernador legalizó el juego a mediados del pasado siglo- viajando en ultrarrápidos hovercrafts, que cubren en 50 minutos los 75 kilómetros que separan Hong Kong de Macao. Los jugadores de los casinos y de las apuestas en el Jai Alai, con pelotaris vascos, representan el 75% de los cuatro millones de visitantes de la colonia portuguesa.

La supervivencia de los casinos de Macao será, sin duda, también tema de negociación entre Lisboa y Pekín cuando traten sobre el futuro de la última colonia portuguesa.

Con la ventaja para los chinos, que salen ganadores antes de que empiece a girar la ruleta de las negociaciones.

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