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Un país indefenso ante los desastres naturales

Juan Arias

Al caso concreto de la localidad turística de Stava, como han declarado a gritos estos días los geólogos italianos, hay que añadir la dramática situación que vive Italia en relación con su territorio, el lugar de mayor riesgo tectónico del mundo porque suma los tres capítulos más importantes de posibles tragedias naturales: el geológico, el sísmico y el volcánico.Pero Italia es, al mismo tiempo, el país europeo con una legislación más arcaica e insuficiente en este campo. Más aún, el órgano destinado por el Estado a estudiar, vigilar y analizar aquellos tres capítulos de alto riesgo es de caricatura. Es el mismo que existía en 1875, como ha denunciado el presidente de los geólogos italianos.

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En total trabajan en la prevención de los desastres territoriales 40 geólogos, es decir uno por cada millón y medio de habitantes. Pero considerando que de esos 40 profesionales sólo seis se dedican activamente a aquéllos problemas, la media es de un geólogo por cada 10 millones de habitantes. En la Unión Soviética, por ejemplo, existen ahora mismo 12.000 geólogos del Estado.

En Italia, para controlar los movimientos sísmicos que se producen en hasta 2.977 ayuntamientos considerados zona de peligro, existen cuatro geólogos y otros tantos geofisicos.

Toda la zona de Milán, la gran ciudad del norte, no cuenta, en este momento, con un solo geólogo: va una vez a la semana uno de Parma para examinar la correspondencia. Italia gasta por habitante 10 liras al año en la defensa de su suelo, y 50 en la importación de los automóviles británicos Rolls Royce.

Los ciudadanos y los medios de comunicación se preguntan estos días a qué se debe el abandono de un campo tan vital para este país como es la protección de su suelo, que es una especie de colador y además en movimiento.

Y los geólogos responden sin pelos en la lengua: "Porque da miedo la geología". Porque, afirman al semanario L' Espresso, si se nos hubiese escuchado, si se nos hubiese dado poder y autonomía, en miles de lugares peligrosos de Italia no se habría podido construir. Y la construcción, sobre todo en zonas turísticas, ha sido siempre y lo sigue siendo uno de los mayores negocios sucios de este país.

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