En agosto se paraliza más del 62% de la actividad en España
Quien pretenda quedarse a trabajar durante el mes de agosto en España está perdido. Hace 20 o 30 años el sueño de cualquier español consistía en emular a los miles de turistas que invadían el país. Ahora no le queda más remedio que imitarlos.Las cifras son contundentes. Según una encuesta realizada sobre las vacaciones de los españoles en 1984, los hábitos vacacionales se concentran en julio y agosto. Estos dos meses son los elegidos para veranear por más del 85% de la población española. El peso específico recae sobre el mes de agosto, que absorbe el 62%, porcentaje considerablemente alto y muy superior al de los restantes meses, incluido julio, que registra el 25%.
El impacto de estas magnitudes adquiere más relieve aún si se tiene en cuenta que la muestra se ha realizado entre población activa residente en nucleos urbanos de más de 5.000 habitantes.
Como ya se ha indicado, el sector turístico es el único que manifiesta deshacer esa estacionalidad por razones obvias para su economía. A esta petición se acaba de sumar la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), al hacer público la semana pasada el resultado de una encuesta realizada a sus empresas asociadas sobre distribuciones de horarios y estructura de las vacaciones de sus trabajadores. Sobre este último punto, una tercera parte de las empresas declaran estar dispuestas a cambiar el reparto de las vacaciones dividiéndolas en dos tramos.
El Gobierno no ha contemplado la renovación de este fenómeno, que cada vez se intensifica más en las grandes ciudades españolas. Las delegaciones de consumo de los ayuntamientos, las asociaciones de consumidores, los farmacéuticos, los quiosqueros..., carecen de datos sobre el número de establecimientos que cierran durante el mes de agosto, pero es evidente que en este mes hay barrios que se quedan prácticamente desabastecidos de estos servicios. Al existir libertad de horarios y de comercio, el cierre facultativo durante las vacaciones no se comunica a nadie, ni siquiera al gremio del que forma parte el titular del comercio. Sólo en casos aislados de quioscos y farmacias suelen tener la gentileza de colocar junto al cartel de "Cerrado por vacaciones" una dirección del que se encuentra abierto en las cercanías.
En la Administración, la actividad se ralentiza a la mitad de sus posibilidades. Mientras el Gobierno veranea oficialmente entre el 31 de julio y el 28 de agosto, fechas que jalonan el último y primer Consejos de Ministros del verano, unos pocos funcionarios técnicos en vigilia pondrán a punto los Presupuestos Generales del Estado del próximo año, la ley orgánica de Libertad Sindical y la ley de Protección de Datos.
Sin embargo, el Parlamento, altas instituciones del Estado, la enseñanza..., cuentan con plazos mucho más holgados. Desde el 18 de julio hasta el 14 de septiembre, por ejemplo, no hay señalamientos de juicios en los juzgados penales. No quedan por ello desatendidos, ya que los que se quedan sustituyen a los veraneantes; pero sí mermada su actividad, ya que la mitad de sus funcionarios está ausente por vacaciones.
En el sector servicios, los que menos se resienten son la banca y los grandes almacenes, a pesar de la estacionalidad vacacional de sus trabajadores. El 50% de los 16.170 que integran la plantilla del Banco de Bilbao veranea en julio, agosto y septiembre. El banco no cierra por ello ninguna de sus oficinas, y efectúa traslado de su personal para reforzar las que están situadas en zonas turísticas. Lo hace mediante la contratación temporal. Este procedimiento es el que utiliza El Corte Inglés, con 23.000 trabajadores. El 18% de sus vendedores y el 25% de los destinados en servicios, que también toman sus vacaciones durante estos meses, son sustituidos por trabajadores eventuales.
Con estas perspectivas, los que no veranean no serán citados a juicio, no podrán dar curso a más de la mitad de sus expedientes en las ventanillas, andarán más hasta encontrar un quiosco abierto, pero tendrán todas las facilidades para sacar dinero del banco y gastarlo en los grandes almacenes.
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